Años atrás se llamó Presburgo, cuando era capital de Hungría. Desde 1993 es la capital de Eslovaquia. Descubrimos su casco antiguo y sus calles aledañas que resultaron un placentero paseo para apreciar sus históricos monumentos y otros lugares que atrapan a sus visitantes.
Por estas calles caminaron compositores, arzobispos, reyes y nobles. Bratislava fue llamada “el suburbio de Viena” por estar separadas a sólo 60 kilómetros, lo que le aporta una herencia cultural importante. Además de Austria, su cercanía con Hungría, ha influido también, haciendo de éste un país poliglota y multicultural. Además del eslovaco como lengua oficial, también se habla alemán y húngaro.
Bratislava en el pasado, fue una meca de grandes compositores que estudiaron, vivieron o pasaban temporadas aquí, ofreciendo conciertos para familias nobles. Entre éstos Mozart, Haydn, Liszt, Beethoven y Béla Bartók.
Aunque no cuenta con la pomposidad de sus vecinos cercanos, su activa vida cultural atrae a locales y visitantes a disfrutar de sus museos, galerías, plazas, conciertos y diversas actividades propias de una ciudad con bien guardadas tradiciones.
QUÉ NO TE DEBES PERDER:
La Plaza Principal o Mayor, donde está el Ayuntamiento Viejo, del cual se disfrutan las mejores vistas de toda la ciudad. Esta plaza está rodeada de los principales edificios de la ciudad, así como tiendas, cafés y restaurantes.
El Palacio Primacial es un edificio de estilo clásico. Acoge una gran colección de tapices y es hoy la sede de la Alcaldía de la ciudad.
El Teatro Nacional Eslovaco es una edificio neo renacentista del 1886. Su fachada presenta bustos de figuras ilustres como Mozart y Shakespeare.
El Palacio Pállfy, construído en el siglo XVIII por el conde Leopoldo Pállfy, es una preciosa muestra del barroco. En 1762, Mozart dio aquí un concierto.
Iglesia y Convento gótico Las Clarisas sirve hoy como biblioteca. Fue una escuela primaria, donde estudiaron los compositores Béla Bartoky y Josef Murgas.
El Palacio Grassalkovich de estilo rococó y construído en 1760, es la residencia del presidente de Eslovaquia.
Como toda ciudad con pasado imperial, se destaca su Castillo, que está situado frente al Danubio y dominando toda la ciudad por encontrarse en la cima de una colina. En él se resguardaron las joyas de los reyes húngaros en el pasado. Un incendio lo destruyó en 1811 y hoy luce imponente y acoge el Museo Nacional de Eslovaquia.
La Catedral de San Martín, cuya construcción se prolongó hasta el Siglo XV, con influencia de la catedral de San Esteban en Viena, fue el lugar escogido para la celebración de 11 coronaciones como la de María Teresa, en Junio de 1741, quien fue coronada como Reina de Hungría.
En toda la ciudad hay estatuas de soldados y distintos personajes, algunas de ellas muy divertidas.
Bratislava se recorre en un día. Explorar sus calles peatonales y dejarse sorprender por sus miles de encantos resulta un agradable paseo y una experiencia inolvidable.