Ideas sueltas. Desde siempre he sido partidario del Servicio Militar Obligatorio, como un modo efectivo y probado de disciplinar la población en lo que se refiere al cumplimiento del deber, a respetar los horarios, a conocer, manipular, reparar y disparar armas de guerra, realizar labores que cada uno piensa que no es capaz de hacer.
Fue la generación que hizo el Servicio Militar Obligatorio la que acudió al llamado de la sirena que desgarró la noche serena en reclamo de la libertad, el derecho a la autodeterminación y el respeto a la Constitución, en 1965. Además, enseñará a los jóvenes.
Ahora que el Gobierno pone en manos del agrónomo Faña la responsabilidad de sembrar todos los lugares baldíos con vocación agrícola, se me ocurre, de nuevo por vez no sé cuánta, proponer algo tan simple como sembrar todas las orillas de las carreteras y caminos del país, con árboles de mango, cocos, cajuiles, chinolas, naranjas, anón, mamón.
Esas siembras tienen el propósito de organizar a los vecinos de las carreteras y caminos en distintas tareas, una de las cuales es el cuidado de los árboles para que cuando fructifiquen puedan aprovechar los frutos.
El vecino del camino sería convocado para la siembra, cuidado y vigilancia del sembrado cuyos resultados van a ser aprovechados por la comunidad que participe en las tareas.
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De ese modo, se da trabajo, pagado con raciones de alimentos, durante los meses de la siembra, ya para la recogida, esa vendimia servirá para que la comunidad participe en la labor conjunta, igual que hizo cuando fue convocada para la siembra.
Ese mismo personaje puede hacer el trabajo del célebre peón caminero, cuya misión era bachear los hoyos que se forman en la carretera, limpiar los bordes despojándolos de la yerba mala que crece al lado del camino, acumula las aguas lluvias y contribuye a la erosión de la vía debilitando la base de la vía.
Ese equipo de hombres del campo puede, además, ser entrenado para que trabaje en la construcción y mantenimiento de lagunas artificiales que conserven las aguas de lluvia y las que se deriven de los ríos, sembrando las orillas con árboles adecuados, que los hay y lo saben los expertos que tenemos aquí a quienes no se les haya dado la oportunidad de ejercer sus conocimientos en favor del país.
Los ayuntamientos deben destinar una parte de su presupuesto para dotar a las Juntas de Vecinos de fondos para que contribuyan con la recogida de la basura y el ornato del vecindario para premiar anualmente el barrio mejor administrado y descentralizar el Ayuntamiento.
Hay muchas cosas que se pueden y se deben hacer… Pero.