En estos tiempos nos vemos enfrentados con los dos extremos de la malnutrición: por exceso, con un incremento del índice de obesidad a nivel mundial, y por defecto, donde aún es motivo de preocupación la desnutrición severa en poblaciones de pobreza extrema.
De lo que casi no se habla es sobre el riesgo de desnutrición. Un ejemplo son esas personas que en momentos que su enfermedad crónica, como diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, etc., se complica, presentándose un evento agudo que amerite ingreso a un centro de salud, rápidamente se desnutren.
Estar hospitalizado y encamado aumenta el riesgo de desnutrición. Esto provoca una especie de «estado de inmunodeficiencia adquirida», lo cual aumenta el riesgo de contraer infecciones, pobre cicatrización de heridas, estadía hospitalaria prolongada, significando que estará mas tiempo encamado y el proceso de sarcopenia (disminución masa muscular) se verá acelerado, disminuyendo la fuerza muscular y la capacidad funcional del paciente. Esto hará mas difícil para éste pararse, caminar o hacer sus actividades cotidianas. El estado de desnutrición también aumenta el riesgo de morir y no se puede dejar de mencionar el impacto económico que todo esto implica, tanto para los familiares como para los centros asistenciales.
De los primeros escritos del año 1974, el doctor Butterworth hablaba del «Esqueleto del closet del hospital», describiendo el impacto que tiene la desnutrición sobre la evolución del paciente. Aun hoy, en pleno siglo 21, podemos decir que el problema está aun muy vigente, a pesar de emplear todas las estrategias para mejorarlo.
En el estudio multicéntrico, ELAN 2003, en nuestro país, el 60.3% de la población hospitalizada presentaba algún tipo de desnutrición y un 9.5% presentaban desnutrición severa. Una de las conclusiones mas importantes del estudio fue que «la terapia nutricional no se usa rutinariamente, no se considera una parte importante de la terapeútica del paciente».
Tristemente, esto no ha cambiado mucho a través de los años.
Recientemente se han visto estrategias por parte de entidades públicas y privadas para el entrenamiento de personal de salud con respecto a herramientas de detección temprana de desnutrición, o riesgo de desnutrición, en pacientes hospitalizados. Acciones como estas, en conjunto con acceso a los pacientes de la terapia nutricional adecuada, motivación por parte de personal médico y familiares para que los pacientes entiendan la importancia que esto tiene con su recuperación y regreso pronto a casa, la disponibilidad en todos los centros, públicos y privados, de personal especializado en nutrición, un servicio de gastronomía hospitalaria que ayude aumentar la aceptación de los alimentos por parte de los pacientes, contribuyendo a cumplir con los derechos que estos tienen del acceso digno de alimentos o terapia nutricional especializada. Estos serían parte de la solución de un problema que parece transcenderá todos los tiempos, si no actuamos ya. Esta columna es la sección educativa de la Sociedad Dominicana de Nutrición Clínica y Metabolismo. Escribe tus preguntas a sodonuclim@gmail.com y nos puedes encontrar en @sodonuclim.