La estimulación temprana está tomando cada vez mayor relevancia dentro de las ofertas promovidas como una opción para los más pequeños. Un buen programa de estimulación temprana incluye una serie de actividades dirigidas a impulsar el desarrollo del niño en los primeros años de vida, con el fin de desarrollar al máximo su potencial, de la mano con un equipo interdisciplinario formado por maestros y familiares.
La estimulación temprana nos permite detectar cualquier área o destrezas que deba ser desarrollada o trabajada en el infante, con la finalidad de propiciar en él un buen desarrollo físico y psicoemocional.
De cero a seis años se adquieren habilidades cognitivas, motrices, emocionales y sociales que son fundamentales para el desarrollo biosocial del individuo, tales como: el lenguaje, la memoria, la percepción, lateralidad, razonamiento, destrezas necesarias para la comprensión, expresión escrita y verbal, independencia y autonomía.
Los estímulos son un aspecto inherente a la vida, los recibimos de manera constante, estos cuando son bien orientados fomentan el desarrollo integral y el crecimiento sano. En cada etapa de la vida estamos preparados para recibir estímulos diferentes que nos ayudan a potencializar nuestras capacidades. El objetivo de la estimulación temprana es incentivar el desarrollo de estas capacidades en cada niño, a través de actividades dirigidas, que a la vez refuercen el vínculo emocional con sus padres.
Cada niño es único, irrepetible e inigualable, por ende, cada uno desarrolla sus destrezas y habilidades a un ritmo particular.
Cuando estimulamos a los bebés, estos reciben grandes beneficios, como: hablan más temprano, caminan con mayor seguridad, desarrollan habilidades cognitivas necesarias para la formación académica y alcanzan una correcta interacción social.
Dentro de las áreas recomendadas para estimular de manera temprana esta la auditiva, esta puede trabajarse desde el vientre con la voz de los padres, canciones infantiles y música instrumental. El oído siempre está presto a escuchar ya sea de forma consciente o inconsciente, ese sentido recibe la información manteniéndonos conectado. Es recomendable hablarle al bebe de frente, mirándolo a los ojos y pronunciando correctamente las palabras, de modo que escuché diferentes sonidos y aprenda asociarlo con los objetos.
La primera manifestación de expresión del niño se percibe con los balbuceos, llantos y sonrisas, luego van desarrollando un lenguaje más fluido, llegando a verbalizar las primeras palabras hasta lograr oraciones pequeñas. La adquisición correcta del habla se logra mediante la succión, deglución, masticación y el soplo.
Los padres pueden y deben ayudar conjuntamente con el preescolar en la adquisición del habla, brindándoles a sus hijos la oportunidad de expresarse. Muchas veces asumimos, adivinamos o creemos conocer tanto a nuestros hijos, que antes de ellos pedir las cosas ya se las hemos facilitado.
La estimulación motora va dirigida al control de movimiento fino (coordinación ojo-mano) y la gruesa (cambio de posición del cuerpo y la capacidad de mantener el equilibrio) importante para ejecutar la mayoría de acciones.
La estimulación social busca criar hijos autónomos, capaces de desenvolverse de manera positiva con su entorno, la misma abarca desde los vínculos afectivos hasta la interacción conductual. Es normal que durante los primeros meses el bebe no sea social, esto se logra a través del amor, el cuidado y respecto, fomentando en el infante la capacidad de relacionarse con los demás y de respetar las reglas establecidas.
Actividades recomendadas para la estimulación
Inducir al niño a buscar la procedencia del sonido, mediante el toque de campanas o sonajeros.
Poner sonidos de animales y asociar con láminas.
Soplar pitos y sorbetes en el agua, esto les ayudara a ejercitar los movimientos de los órganos que intervienen en la fonación.
Utilizar palabras cortas y precisas para dirigirse al niño, con el fin de aumentar su vocabulario.
Cantar y dar palmadas al ritmo de la música.
Leer cuentos cortos enfatizando la entonación.
Conversar frecuentemente con el bebe, realizando preguntas y respetando su ritmo al hablar.
Poner el bebe a encajar y desencajar objetos.
Sacar objetos de una bolsa de tela.
Tocar diferentes instrumentos musicales.
Arrastrar o empujar carritos.
Trepar cojines.
Hojear revistas.
Ensenar el niño a decir su nombre completo.
Procure que se relacione con otros niños. La autora es psicóloga y educadora, directora y fundadora de MLC SCHOOL Twiter: @MLC_Schoolrd @SVirginiaP Instagram: @pardillavirginia.