Cuando la práctica política se nutre de realidades que tienden a beneficiar a los pueblos a través de la implementación de las llamadas Políticas Públicas, el desarrollo integral de sus habitantes es inminente.
Si quienes desde la cúspides de los diferentes organismos del estado tienen los correctos conocimientos de lo que encierran tanto la Política como Ciencia, como las Políticas Públicas como auxiliar de la misma, nuestros pueblos se desarrollan.
De ahí es que el ejercicio de esta (la política), debe implementarse en base a lo que son los conocimientos y herramientas adquiridas de manera científica, que permitan llevar hasta el seno de los menos entendidos métodos modernos, que garanticen al final, como sociedad en desarrollo, un mejor futuro en términos colectivos.
No podemos estar de espalda a los conocimientos y a las nuevas regulaciones que nos marcan las tendencias de la modernidad.
Las políticas públicas constituyen una de las herramientas más fundamentales, las cuales y desde tiempos inmemoriales el hombre ha venido utilizando para lograr conquistar aquellos espacios que son determinantes en las diversas sociedades por medio de la consecución del poder, y por lo tanto, esta debe ocupar una de las principales casillas dentro del esquema de adquisición de conocimientos.
Son los partidos, las agrupaciones y los movimientos políticos quienes junto a los gobiernos y el estado mismo, los que propicien el conocimiento de rigor a los diversos sectores, para que así, a las mismas sociedades se les permitan su proceso evolutivo de cara a su desarrollo integral.
La falta de un verdadero partido con características nacionalista, que promueva el verdadero desarrollo integral en base a la siembra en la conciencia colectiva, por ejemplo aspectos que tengan que ver con el ideal duartiano dentro de los diversos escenarios ligados al conocimiento, es algo que nos hace mucha falta si de verdad queremos un futuro promisorio, (esto solo por citar un caso).
Es por ello que nuestras comunidades a través de sus diversos estamentos, necesitan de entes pensantes y con la suficiente capacidad para trazar bajo la línea de la objetividad, planes y proyectos que nos beneficien a todos y con la debida equidad.
Tanto los Presidentes de nuestros países como los congresistas, (diputados y senadores), alcaldes y regidores, quienes a través de los amplios poderes que le otorga la misma constitución, los que deben dar junto a las entidades comprometidas con el buen desarrollo de nuestras naciones, los pasos necesarios de cara a la creación de un mayor grado de conciencia en nuestras ciudades.
Cuando nuestras sociedades cuenten con las herramientas y los conocimientos politológicos que fomenten una base sólida sobre el desarrollo y la implementación de políticas públicas exitosas, la cuales son tan necesarias para su sostenibilidad emocional, las mismas tenderán a generar tranquilidad y armonía.
De ahí, la importancia de que las autoridades políticas de nuestros pueblos conozcan además de lo que es la parte empírica de esta noble práctica, también la parte científica, la cual, entre otras cosas, dota a la persona no sólo de aquellas habilidades tan necesarias en nuestro habitad, sino además, de conocimientos, y estas dos combinaciones paren en la psiquis de la persona, un tercer elemento que a nuestro juicio es el más importante dentro de lo que es el engranaje psico- social de los pueblos, como lo es la inteligencia colectiva.