Algunos economistas y otros expertos en disciplinas relacionadas, así como hombres de negocios, políticos y hasta expertos fiscales han planteado la necesidad de que el Estado legisle a favor de la juventud que se prepara y obtiene un título profesional y después se le hace difícil ofrecer sus servicios al campo laboral al cual tiene derecho.
En cambio, cuando ofrece sus servicios, en la mayoría de los casos, recibe la ingrata noticia de que no tiene experiencia y, por lo tanto, es rechazado por esta deficiencia de la que no tiene la culpa.
Frente a este inconveniente, con la finalidad de corregir esta falta de planificación, lo que se ha planteado es que como el Estado no tiene capacidad para crear los empleos requeridos, esta deficiencia debería enfrentarla el Gobierno de común acuerdo con la empresa privada, y la mejor manera de hacerlo es incentivando ésta mediante leyes creativas de exoneraciones impositivas por cada primer empleo concedido, lo que varios gobiernos han iniciado pero muy tímidamente.
Estamos muy de acuerdo con esta sugerencia porque sabemos que va a tener muy buenos resultados si se hace con verdadera intención de corregir el mal, ya que lo que el fisco dejaría de recaudar iría a mover economía y a la larga aumentaría las recaudaciones, porque este factor multiplicador aumenta y crea riquezas que bien distribuidas constituiría un gran paso hacia el progreso anhelado .
Lo que hemos expuesto hasta ahora sabemos que no satisfacerá a los recaudadores de tributos ni a los políticos en el gobierno, porque las exoneraciones por estímulos a la economía han sido muy vituperadas por estos después de tomadas, y vistos los buenos resultados los recaudadores quieren los empleos que se generen con esos incentivos.
Lo que nos movió a esta entrega fue lo siguiente: ahora todos vemos bien la proyectada medida, después de implantada se renovarán las críticas a las tantas exoneraciones que reducen las recaudaciones necesarias para el Estado cubrir las necesidades colectivas, las deudas sociales, pues con esos millones dejados de entrar, cuántas medicinas y camas se obtendrían en vez de dejárselo a esa empresa privada insaciable, repetirán los recaudadores y sus alabarderos.
Por estas razones, aunque se hace imprescindible tomar una medida como esta dada su bello objetivo, queríamos llamar la atención para responder con razones de peso a los defensores de las recaudaciones.