Es increíble la postura de algunas personas conocedoras de los menesteres económicos opuestos a la creación de nuevos tributos, alegando dos razones fundamentales, a saber: Primero, que en las actuales condiciones el país no soporta nuevos tributos por la paralización de la economía, y segundo, porque la inflación internacional y sus efectos han reducido el poder adquisitivo de los contribuyentes.

Otros no menos maestros de la economía desde gobiernos anteriores alegan que la relación entre los tributos vigentes y el PIB es muy reducida y por lo tanto, propiciaron y lograron imponer nuevas cargas indirectas, en aras del Desarrollo Nacional.

Sorprende que muchos que hasta ahora se oponían a la creación de nuevos tributos, también se manifiesten opuestos a la supresión temporal de tributos solicitados por el Gobierno, para contrarrestar las alzas de los precios de los artículos de la canasta familiar.

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Sustrayéndonos de los criterios políticos, este gobierno, ha trabajado en condiciones adversas, pues comenzó con una Pandemia que paralizo gran parte del país y cuando esta se redujo, apareció una guerra provocando el alza de los precios mundiales.

Serían mezquinos los que negaran el hecho cierto de implantación de medidas tomadas por el gobierno, además de la mejoría de la calidad de gasto para afrontar con valentía posiciones a favor de los gobernados.

El Gobierno ha sabido recular cuando suspendió los proyectos de leyes de nuevos tributos, soportando las críticas, acusándolo de debilidad, en cambio ha podido enfrentar peticiones de muchos sectores que exigen al mismo tiempo que no pongan impuestos, ni que busque crédito, entonces, ¿de dónde surgirían los recursos para atender las necesidades e implementar las inversiones requeridas?