Desde la crisis financiera global de 2008-2009, no se había tenido en la vísperas de un año tantas incertidumbres, variables que apuntan a un posible estancamiento económico global, con una inflación mayor a la prepandemia, pero tampoco nunca se habían emitido simultáneamente tantos pronósticos sombríos sobre la macroeconomía global.
En el caso de EEUU, nuestro principal socio comercial, el crecimiento en este año se estima en 1.9%, dos puntos porcentuales menos a lo previsto al inicio del año, y para el próximo un crecimiento de 0.7%. La inflación anualizada de un pico a julio 2022 de 8.5% se redujo en noviembre a 7.1%, pero es muy alta para la variación del IPC en las últimas tres décadas; el precio ha sido la subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal desde prácticamente cero a un rango entre 4.0% y 4.25% y se estima llegará muy pronto a 5.0%.
En el mercado de los bonos del Tesoro de los EEUU se está presentando un hecho que aterra a los economistas y es la curva invertida de rendimiento de los bonos, lo cual es un augurio de la recesión, pues los inversionistas están apostando a elevadas tasas de interés a corto plazo y menores a largo plazo.
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En cuanto a nuestra región, el Informe de la Comisión Económica Para América Latina(CEPAL) no pudo ser mas sombrío, estiman el crecimiento caerá a 3.7% este año y en 2023 a 1.3%; lo peor será el tercer choque, el de la deuda, los dos primeros fueron la pandemia y la invasión de la Federación Rusa a Ucrania; incluso la CEPAL pronostica unas nueva década perdida, similar a la acontecida en los ochentas; provocada por una crisis de deuda originada en la inflación en los EEUU y su solución mediante la elevación de los tipos de interés.
El aumento de las tasas de interés en los EEU coloca en dificultades las economías emergentes emisoras de deuda soberana, como nuestro país, debido a que hay una diferencia entre las tasas de interés de nuestros bonos por el riesgo y la tasa de interés de los bonos del tesoro, libre de riesgos, y esa diferencia se denomina EMBI(Emerging Market Bond Index) elaborado por JP Morgan y a diciembre 23 ascendió a 361 puntos porcentuales para el país, es decir si la tasa de la Reserva Federal aumenta a 5%, la colocación de bonos por parte de la RD el año próximo tendrán, como mínimo, una tasa de 9-10%.
A pesar de esos pronósticos la CEPAL es optimista con la economía dominicana y proyecta un crecimiento para el próximo año de 4.6%, aunque la inflación va a estar muy por encima de la meta del Banco Central de 3-5%.
¿Es factible ese crecimiento?
Para crecer 4.6% el numero de turistas debe ser mayor a este año, las remesas deberán ser superiores(a noviembre 2022 fueron menores en US$549.4 millones a 2021), la construcción deberá recuperarse, la demanda interna mantenerse y la Inversión Extranjera Directa mayor a la de este año. Y eso que no profundizo en la crisis de generación eléctrica y de precios previsible para el año próximo.
No creo el 4.6% de crecimiento sea posible, de materializarse los pronósticos negativos acerca del comportamiento de la economía de los EEUU y la global.