Cuando el ministro de Interior y Policía declaró al representante del “género urbano”, “El Alfa” referente para la juventud dominicana, el espanto fue inmediato, aunque fugaz. El Cambio tiene consigo la ventaja de conjurar cualquier dislate que altere su narrativa. De inmediato el error se justifica o se esfuma. Ocurrió en diciembre del año 2022, el oficialismo, desde el ministerio encargado de desarrollar las políticas públicas relacionadas con la Seguridad Ciudadana, que dirige y procura la gestión eficiente de la Policía Nacional, administra el sistema nacional de armas de fuego y está encargado de las políticas migratorias, validaba al autor de letras horridas motivando al consumo de sustancias supuestamente controladas, exaltando la violencia contra la mujer, el porte y tenencia de armas de fuego, el homicidio y anteponiendo “el efectivo al consejo” porque con el consejo no compro na. El poder continúa cerca de la agrafía opulenta, mientras la muchachada en los barrios es cautiva del fentanilo y está alelada por el consumo de cannabis. Las autoridades buscan conectar con los jóvenes irredentos sin conseguirlo. Ahora aparece el director de la PN con una propuesta opuesta al programa “De vuelta al Barrio”. De la presentación de modelos salidos del callejón que invitan a estudiar, a respetar a los mayores, a conocer derechos y deberes, la PN repite el referente del ministro. Para motivar el ingreso de jóvenes a las filas de la PN usa arquetipos opuestos a los utilizados en el programa del Ministerio de Interior y Policía. Acude a la vocería en conflicto con la ley, propaladora de todo lo que el estado pretende controlar o erradicar. Noticia falsa se creyó en principio, invención maleva, empero, es una incoherente y contundente realidad. El autor de “soy el único que mata la mujeres, pero la deja viva” y el DJ que desdice la campaña contra el ruido, auspiciada por Jesús Vásquez, son los escogidos para motivar a los muchachos marginales. A la gleba lo que merece, así jamás será insurrecta y solo se moverá cuando el youtuber, aliado del gobierno, la invite a la ciudad colonial.
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La transparencia ha llegado lejos, no esconde los pactos ni la nueva categoría de impunes. Falta incluir en los programas educativos, además de las charlas de “Mantequilla” y del apologista del ruido, la presencia de los urbanos con su maquinón y sus balbuceos para ratificar la inutilidad de la escolaridad porque la vida es mejor con “efectivo”, hookah y party”. Está sucediendo lo increíble y no se trata de milagros. Y como nada se mueve sin que el mandatario omnipresente se entere, es fácil presumir que conocía el lance del director de la PN, como supo de aquella declaración del ministro de interior ensalzando a “El Alfa”. Burlesco será repetir, desde Palacio, el discurso contra la violencia, así como la arenga en procura de la educación y protección de la infancia y la adolescencia. Vistos los hechos, pronto escucharemos, desde el Salón de las Cariátides, entonar “Banda de Camión” y bendecir las ventajas del ruido para eludir la realidad.