Independencia y seguridad energética

Independencia y seguridad energética

Ángel S. Canó Sención

La mejor manera de hacer conciencia de nuestra urgente independencia energética resulta de un hecho negativo e impactante a nivel global, generado por los conflictos bélicos que han colocado, no solo a Europa, sino al mundo en una situación preocupante por la escalada de precios especialmente de insumos para la generación de energía.

Comprender nuestra condición insular y de alta dependencia de los derivados del petróleo y otros insumos fósiles para mover nuestra economía, resulta ahora en un punto de inflexión que motiva la preocupación de sectores que desde su zona de confort no valoraban ese nivel de riesgo para nuestra seguridad energética.

La geopolítica es una realidad en el mundo de las energías que viene a ser impactado por la posición dominante de esos países productores, suscitando efectos alcistas y oportunistas que provocan situaciones de crisis como la actual.  

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La visión de negocio de estos grandes exportadores de materias primas de origen fósil se mueve estratégicamente para alcanzar una mayor influencia y una recomposición del panorama geopolítico que han dominado en buena parte de la historia de la energía.

Este efecto aporta atractivos y ventajas para muchos países como República Dominicana, altamente dependiente de los combustibles fósiles y con un impacto importante en el uso de divisas para su importación, pero con gran potencial de aprovechamiento de sus fuentes renovables.

De ahí que se percibe este proceso como la oportunidad de alcanzar la anhelada independencia y seguridad energética y recorrer la ruta para descarbonizar nuestra economía y contribuir con la mitigación de los gases de efecto invernadero. Así las cosas, todo tiene sentido.

Parece que entramos en un círculo vicioso justificándole por la búsqueda de la seguridad de generación eléctrica a través de instalaciones convencionales de plantas térmicas, mientras conservamos una matriz de generación con un aporte de las renovables que aún permanece por debajo de las metas y objetivos asumidos como país.

Experimentamos momentos como la urgencia sanitaria COVID que impactó la economía global y la situación de conflictos bélicos emergentes que resaltan nuestra vulnerabilidad insular por los efectos de los mercados mundiales.

Estamos permanentemente expuestos a que los productores, dueños y exportadores de insumos fósiles que mueven la industria eléctrica decidan ejercer su posición de dominio del mercado para comprender el grado de oportunidad de aprovechamiento de los recursos renovables con que contamos. Nuestros mejores insumos son los que la naturaleza nos regala.

Apoyemos la política de incentivo responsable a las renovables. De esto depende nuestra independencia y seguridad energética como país.