Indicadores de buena o mala salud mental

Indicadores de buena o mala salud mental

José Miguel Gómez

Nos encontramos en medio de una crisis sanitaria, de crisis social, de una recesión económica mundial, de cambios impactantes psicosociales que afectarán la vida de millones de personas; a través de pérdida de empleos, hambrunas, duelos, pérdida de estatus, pérdida de vivienda, mala calidad de vida y, lo peor, cientos entrarán en la desesperanza y la desmoralización con desesperanza.
Es evidente que los cambios socioeconómicos y estructurales inciden directamente en la salud física, emocional, psicológica y social de las personas. El estrés crónico incide en todos los tipos de adversidades produciendo daños colaterales en varias direcciones, y afectando más a la salud mental de los ciudadanos.
La pandemia ha reproducido el aumento de los trastornos de ansiedad, pánico, depresión, insomnio, adicciones, inadaptaciones, crisis maritales y familiares.
Sin embargo, las personas se podrían preguntar cómo saber si la salud mental es buena o sana, cuándo darse cuenta que nos encontramos en riesgo de nuestra salud, y de padecer alteraciones o trastornos mentales.
Existen indicadores o síntomas que van dando señales de que algo no está bien emocionalmente. Primero, la valoración de la higiene del sueño, si una persona tiene varios días o semanas con dificultad para dormir o apenas duerme 3 o 4 horas, ese insomnio afecta su calidad de vida.
Segundo, si experimenta cambio de estado de ánimo de una intensidad o duración mayor de dos semanas, puede estar en depresión o euforia, siempre que comprometa su funcionabilidad, desempeño y las relaciones con usted mismo, o con las demás personas.
Tercero, si el patrón de hábitos tóxicos se ha incrementado en las últimas semanas afectando su conducta, sus relaciones, sus emociones y resultados de vida, ya sea con el tabaquismo, alcohol, marihuana, cocaína debe preocuparse debido a que esta frente a un patrón de adictivo.
Cuarto, si aparecen más síntomas somáticos: dolor de cabeza, taquicardia, dolor de estómago, muscular, agotamiento, nerviosismo, sensación de que está enfermo y desesperado, pero no le encuentran en sus evaluaciones con especialistas ninguna enfermedad orgánica, puede encontrarse con síntomas de un trastorno psico-somático.
La pérdida de la relación con usted mismo, con el trabajo o la funcionalidad, y la dificultad para las relaciones interpersonales y grupales, habla de indicadores de una mala salud mental.
Hablemos ahora de los indicadores de una buena o sana salud mental. Recuerden que hablar de salud mental es, hablar de un buen estado físico, psicológico, emocional, social y espiritual de una persona; o sea, el equilibrio, la armonía y la integración de una buena relación consigo mismo, con los demás y con las cosas habla de un ser humano estable. Pero también, asumir una vida con propósitos, con sentido de utilidad, y de estar integrado a proyecto de pareja, familia, trabajo, enfocado hacia el bienestar, la satisfacción y la felicidad, habla de sana salud mental.
Cada vez que un ser humano, aprende a gerenciar las adversidades de la vida, o desarrolla habilidades o destrezas para resolver las circunstancias, y los estresores psicosociales de forma adaptativa, habla de buenos indicadores de salud mental.
En los momentos actuales, para lidiar con la prevención del covid-19, los daños colaterales socioeconómico y los riesgos a que nos ha expuestos la pandemia, representan un desafío en la salud mental para millones de personas, y exponiendo su nivel de riesgo o de factores protectores con los que cuenta en su salud mental.
Una buena salud mental, hace menos vulnerable a un ser humano, lo mantiene enfocado, asertivo, gerencial y focalizado pese a las adversidades de la vida. Las personas con fortaleza emocional, con inteligencia y resiliencia, saben cómo mantenerse y salir airoso pese a circunstancias desfavorables y de crisis.
Mantenerse enfocado, productivo, con sentido de utilidad; pero también, hacer ejercicios, dormir bien, leer, manejar el ocio, la comunicación asertiva con familiares y amigos, hacer una lista de prioridades, ahorrar más y gastar menos, ayuda a mantener la salud mental; la espiritualidad, la autocompasión, el autocuidado, el merecimiento y la reciprocidad ayudan a la salud mental, en estos tiempos de vulnerabilidad.

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