Poco a poco, mucho a mucho, o mucho a poco estamos perdiendo nuestra nación; ubíquese en el orden que usted quiera comprenderlo o asimilarlo según su capacidad de asombro, ante los hechos lamentables que ocurren a diario en nuestro país, pero que sólo se visualizan en los medios cuando quien cae no es “un Juan de los palotes” o “una hija de Machepa”. Indignación, conmoción, asombro (si aún nos queda) es lo que hoy sienten los dominicanos al ver como caen abatidos ciudadanos de bien, en manos de quienes se “supone” están para velar por la seguridad de nosotros y de quienes nos visitan. Pueden gastar los millones que no tenemos y dedicarlos a incentivar el turismo en la Republica Dominicana, y mientras ocurran episodios lamentables como el de la arquitecta, el pasado sábado por la noche, pues quien quiera visitarnos tendrá siempre la duda.
Asimismo, para bien o para mal le ha tocado capear una situación insostenible e impostergable al actual gobierno. La población dominicana, más exigente y vigilante que nunca, pide cabezas, busca responsables y encuentra culpables, en ocasiones culpables favoritos… pero es que la indignación y la impotencia nos llevan a decir cualquier barbaridad.
De modo que, hoy una familia dominicana más vive la triste pena de una pérdida irreparable e insustituible; una familia dominicana más ve frustradas las sonrisas de unos hijos que vivirán con un negro recuerdo de la celebración del cumpleaños de su abuelo; hoy una familia más tendrá que auxiliar con especialistas de la salud mental a un padre, el cual jamás tendrá ganas de celebrar un cumpleaños.
A los que ya perdieron la capacidad de asombro y situaciones como esta le pasan como viento por la cabeza, les digo: sean más empáticos con lo que viven los demás, porque… ¿y si mañana es tu hija, esposa, nieta o tú mismo/a que muere asesinado/a por alguien llamado a protegerte? ¡Nada justifica el asesinato de un ser humano de bien!
A los que nos gobiernan les digo: Trabajen más y hagan menos bulto y aguaje… ¡Queremos Resultados Coño!