Los asesinatos contra ciudadanos indefensos por parte de la Policía Nacional en los destacamentos de Naco, San José de Ocoa y Santiago, ha provocado una vez más la indignación de todos los sectores del país.
Cuando no abocamos a una reforma de la institución del orden, nos reviven estos hechos que se creían habían pasado, ya que en la historia reciente, los datos indican que era una práctica de las comandancias policiales.
En una investigación del periódico Diario Libre indica que durante periodo 2004 al año 2019, 1,844 casos de fallecimientos sé reportaron en los medios de comunicación nacional, de los cuales solo 96 se obtuvo información de que llegaron a la justicia, nos indica del deterioro y la urgencia de una reforma.
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Según revela el estudio, desde el 2004 al 2013 hubo más de 1000 muertes por gestión de la Policía Nacional, para entonces el expresidente Leonel Fernández gobernaba el país y conociendo la problemática no hizo el esfuerzo para iniciar con la reforma de la Policía Nacional.
Quizás si esta reforma tan necesaria, se hubiese comenzado en los gobiernos sucesores al presidente Joaquín Balaguer, ya la historia fuese otra, pero se negaron a materializar lo que hoy ha empezado el presidente Abinader.
Sabemos que las acciones de algunos miembros de la Policía Nacional empaña las labores positivas del cuerpo del orden, pero si el presidente Fernández en su oportunidad hubiera actuado, quizás este cáncer no estuviera haciendo metástasis, como hoy afecta a la sociedad.
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Hoy República Dominicana se indigna una vez más por hechos tan dolorosos como el de David de los Santos Correa, pero si hubiera aplicado la reforma a la policía hace 16 años, cuando Fernández nos gobernaba, tal vez estas muertes no hubieran pasado.
Nos indigna las muertes de estos jóvenes, pero más nos indigna el juego de la memoria corta, con tal de sacar provecho político a una circunstancia que pudo ser historia en nuestro país.
A veces es mejor callar, para no indignar más.