POR HAL WEITZMAN,
En Lima
La industria del gas de Perú se dispone a beneficiarse de la inestabilidad política en Bolivia, mientras los vecinos del país andino buscan una solución rápida que arregle la escasez crónica en la región.
Un ambicioso plan de US$2 millardos para enviar gas peruano por 1,760 kilómetros, desde el yacimiento de gas de Camisea, primero a Chile y después a Argentina, Brasil y Uruguay, se presentaba en la reunión de países del MERCOSUR en Asunción, Paraguay.
Aunque varios países han propuesto integrarse a las redes de gas de América del sur durante algún tiempo, la reciente crisis de Bolivia ha destacado la necesidad de Brasil y países del Cono Sur de encontrar un suministro confiable de gas. La inquietud social en Bolivia provocó la salida del presidente Carlos Mesa este mes, y durante los disturbios al menos 10 yacimientos de hidrocarburos fueron ocupados por los manifestantes.
«El impulso inicial vino de los problemas que Chile ha tenido con la importación de gas de Argentina», dijo Jed Bailey, un experto en América Latina de Cambridge Energy Associates, en Estados Unidos. «Pero lo que ha impulsado las nuevas medidas es la situación en Bolivia, cuya capacidad de aumentar las exportaciones a Argentina está ahora bajo sospecha. Con esa opción de menos, Argentina está buscando nuevos suministradores».
Perú Argentina, Brasil, Chile y Uruguay han formado un equipo técnico de trabajo para desarrollar el proyecto. Esperan obtener financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo.
Una complicación pudiera ser que Perú se enfrenta a una elección: pudiera concentrarse en tratar de reemplazar la posición de Bolivia como centro del gas de América del Sur, o podría concentrarse en su objetivo a largo plazo de exportar gas natural licuado (GNL) a México y Estados Unidos.
Con reservas naturales estimadas de cerca de 11,000 millardos de pies cúbicos comparados con las reservas estimadas de Bolivia de 48,700 millardos / pc Perú no podría con ambas opciones. «Las reservas conocidas de Perú pudieran no ser suficientes para alimentar un gasoducto sudamericano y exportar GNL», dijo el señor Bailey. «En un período de 20 o 30 años, los suministros pudieran ponerse tensos, a menos de que hubiera más inversiones en la exploración.»
Perú preferiría mirar hacia el norte antes que al sur. Pero Chile y Argentina están desesperados por los suministros de gas y preferirían que su proyecto tuviera precedencia antes que el desarrollo de GNL a un plazo más largo.
Los expertos en gas en EEUU ven a Perú como un candidato principal para suministrar GNL a América del Norte, si se completa el trabajo de la infraestructura con el financiamiento necesario.
Venezuela cuenta con las mayores reservas de gas de América Latina, pero su GNL probablemente se enviaría a la costa atlántica, y es muy posible que no competiría con el GNL de Perú, que tendría como objetivo la costa del Pacífico de América del Norte.