Se debe combatir la desbocada inflación mundial, pero con prudencia evitando otra crisis financiera. La historia tiene mucho que decir.
Nos cuenta que en 1979 la Reserva Federal de Estados Unidos subió brutalmente los tipos de interés y la inflación retrocedió en 1982.
Países latinoamericanos muy endeudados pagaron el costo, no pudieron devolver el pasivo por los altos intereses, achicándose considerablemente el PIB, y aumentando el desempleo y la pobreza.
Lo anterior viene a cuento porque todavía no se recupera el PIB que se perdió con motivo de covid-19, que hoy tiene a 194 países del globo con un histórico nivel de deuda, y los principales bancos centrales aceleran el encarecimiento del dinero.
El pasado miércoles la Reserva Federal giró brutalmente su política monetaria, aumentó el tipo de interés en 50 puntos básicos, hasta el rango de entre 0,75% y 1%, con expectativas de dos subidas adicionales de medio punto cada una, para ubicarla entre 1,75% y 2% a finales de julio.
Y que comenzando en junio reducirá su gigantesco balance de US$8,911 billones, en diciembre 2019 era US$4,000 billones, a un ritmo mensual de US$95.000 millones, aunque en los primeros tres meses comprará solo la mitad.
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La velocidad probablemente porque en el primer trimestre la economía se contrajo 1.4%, y en marzo la inflación marco 8.5%, el máximo nivel en 41 años, empujada por altos precios de alimentos, petróleo, gas y carbón.
Y porque alta es la probabilidad de que en abril y siguientes meses el ritmo sea superior o se mantenga al incluir efectos de primera y segunda ronda de las sanciones de la OTAN, incluyendo el gas y 10.1 millones de barriles diarios de crudo que bombea Rusia, el tercer máximo productor del planeta, luego de Estados Unidos y Arabia Saudita.
El consenso entre historiadores económicos es que en los setenta la Reserva Federal no supo cómo frenar la brutal escalada inflacionista impulsada por dos crisis del petróleo, a lo que yo agrego, error que fue destructivo para nuestra economía como lo muestran las cifras.
Como promedio anual el PIB creció 4.9% y 1.7% la inflación de 1966 a 1970, los precios promediaron 11.09%, aunque el PIB aumento 5.01%, en el periodo 1970-1974, el mayor deterioro se produjo de 1979 a 1991, anualmente la inflación aumento 24.67% y el crecimiento del PIB se desplomo a 2.92%.
Nuestra economía ahora está mejor preparada que en los setenta y ochenta para resistir el shock externo de los mayores intereses en Estados Unidos, para la Cepal, FMI, Banco Mundial y nuestro Banco Central, este año tendremos el segundo mejor crecimiento de la región, y continuará el ascendente flujo de inversión extranjera directa con el que holgadamente financiamos el déficit en la cuenta corriente.
Tenemos dos tareas pendientes, emitir bonos por US$2,300 millones para financiar el presupuesto público de este año, por los que vamos a pagar más intereses, el pasado viernes el bono del Tesoro estadounidense a 10 años estaba en 3.13%, el nivel más alto desde 2018.
Y seguir de cerca la revalorización del dólar frente a las principales divisas, podría provocar mayor salida de divisas por importaciones de bienes y servicios, de manera particular para pagar la factura petrolera.