A pesar de los avances en la lucha por la igualdad, las personas pertenecientes a colectivos minoritarios, y en particular quienes son parte de la comunidad LGBTIQ+ siguen siendo víctimas de discriminación en múltiples niveles debido a los sesgos de la sociedad en general.
Un elemento crucial que perpetúa estos sesgos y dispara la agresión es la voz, un aspecto fundamental de nuestra identidad.
Así se establece en el proyecto Free the Voice que anunció ayer la firma LYC. Se trata del primer banco de 250 voces sintéticas diversas, desarrollado en colaboración con Monoceros Labs y su producto Fonos, busca llamar la atención sobre los sesgos asociados a la voz y ser un aporte para un ambiente digital más diverso e inclusivo.
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“La exposición continua a microagresiones generadas por los sesgos sobre la voz generan que las personas de la comunidad imposten u oculten sus voces”, indica el informe base del proyecto.
Señala que las características vocales juegan un papel crucial en cómo se percibe la personalidad de otros hablantes. Igualmente que diversas investigaciones han explorado cómo atributos como el tono, la resonancia, el ritmo y la entonación influyen en las inferencias que se hace sobre rasgos de personalidad específicos.
El informe pone de referencia que un ejemplo vívido de los efectos de este tipo de discriminación se encuentra en los hablantes del inglés afroamericano que, al igual que otros dialectos utilizados en Estados Unidos, es una forma legítima de hablar con una historia y una cultura profundas.
“Sin embargo, siglos de prejuicios siguen teniendo profundos efectos en el empleo, la educación, el sistema penal, la vivienda y la movilidad social”.
Crucial
El informe establece que la voz es una herramienta crucial en la comunicación humana y juega un papel fundamental en la construcción y la proyección de identidades y personalidad.
“La discriminación basada en la voz es una problemática persistente que afecta a muchas personas, especialmente dentro de la comunidad LGBTIQ+. Las voces que no se ajustan a las normas sociales predominantes a menudo enfrentan prejuicios y microagresiones, lo que lleva a muchas personas a modificar o ocultar su verdadera voz. Esta situación no solo perpetúa la invisibilidad y el estigma, sino que también limita la diversidad vocal que debería ser celebrada en nuestra sociedad” señala David González Natal, socio y director general de Latam Norte en LLYC.