La calamitosa situación de salud que presentan algunos de los reclusos de la Penitenciaría Nacional de La Victoria va desde anemia crónica, cargar los intestinos dentro de una bolsa plástica y padecer de VIH SIDA, lo que supone una condena mayor a la privación de libertad, revela una informe del que está apoderada la Comisión de los Derechos Humanos de la Cámara de Diputados.
Las quejas que los presos constantemente presentan a las autoridades del centro -sin obtener ningún tipo de respuesta tendente a mejorar sus condiciones de vida- incluyen la gravedad de los enfermos de tuberculosis -en etapa terminal-, de los que tienen trastornos psiquiátricos y los que han sufrido trombosis cerebral sin que sus familiares puedan intervenir para ayudar.
El desgarrador cuadro de enfermedades, abandono, falta de asistencia médica y de miseria que se aprecia en este penal de la República Dominicana conmueve al más indiferente de los visitantes.
La situación de los internos en este penal que aloja a unos ocho mil hombres sigue siendo infrahumana, pese a que el pasado 10 de agosto, el entonces presidente Danilo Medina presidió un acto de inauguración de la primera fase de la modernización, destinada a convertirlo en un Centro de Corrección y Rehabilitación y en una Nueva Victoria.
Pero aquí se sigue viendo con normalidad ver a un reo manipular una bolsa plástica, adherida a su abdomen por tener una colostomía, como consecuencia de una falla en su intestino grueso, para usar esa bolsa para sacar sus excrementos.
Las imágenes que acompañan el resumen del informe del que están apoderados diputados son las menos perturbadoras.
Otras muestran a reclusos deteriorados por sufrir cáncer, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), el síndrome de inmunodeficiencia adquirida ( SIDA), o por recibir golpes o heridas del personal policial que custodia el recinto que fue construido inicialmente para recluir a una población que no superara los dos mil reos. El informe, copia del cual tiene la redactora de Hoy, fue elaborado el 17 de octubre pasado luego de una inspección del área médica, psicológica y legal en el recinto.
Para solo citar unos casos, he aquí un breve relato:
Interno Julio Ernesto. Condenado a 20 años y ha cumplido 15. Padece de anemia crónica. VIH y SIDA. Ha llevado una sonda cervical por espacio de 11 años.
Tiene cinco años en espera de su libertad condicional. Clama por asistencia médica.
Reo Oscar Pérez. Entró a la cárcel con tres meses de medida de coerción por violencia de género y lleva en prisión 1 año y 4 meses.
Tiene una colostomía porque al momento de su detención, un policía le hizo un disparo en el abdomen, afectando sus intestinos.
Once presos con tuberculosis en etapa terminal: Pedro Miguel Gil Ortega, Daniel Moreta Liriano, Robinson Rosario De La Cruz, Jeffrey Navarro Peguero, Julio Ángeles Beltré Martínez, Marcial De Los Santos, Rafael Antonio Martínez Castillo, Manuel López Abreu, Aquino Leonardo, José Antonio Pinales Tejeda, también con VIH y SIDA.