Corre la noticia de que Aramis Ramírez y Kerry Wood serán llevados al Salón de la Fama de los Cubs de Chicago.
¡Merecido lo de Aramis!
Disparó 386 jonrones, 2,303 hits y remolcó 1,417 carreras, consolidándose como un tercera base élite.
En el caso de Wood, fue 2 veces All Star, una vez ponchó a 20 bateadores en un partido, y en 14 años ganó 86 juegos.
Lo de Wood no fue una carrera tan impresionante, pero vale el reconocimiento.
Sin embargo, llama la atención que todavía persista el desprecio contra el dominicano Sammy Sosa.
Es cierto que Sammy tiene puntos que aclarar con la organización, pero el mismo trato no reciben jugadores como Barry Bonds, Mark McGwire y Roger Clemens, entre otros, con sus organizaciones.
Es duro ignorar a un pelotero de 609 jonrones, tres temporadas de 60 jonrones y protagonista de la “Batalla de los Jonrones” contra Mark McGwire.
Es penoso que la gente de Chicago no valore la gran contribución de Sammy a la ciudad y el equipo.
Los años pasan, y Sosa sigue marginado, pero como dijo el jugador hace un tiempo, pueden hacer todo, menos borrar sus números.
Yo viví la era de Sammy Sosa y lo que significó para el béisbol y los Cubs de Chicago.
Desde presidentes hasta figuras del nivel de Michael Jordan iban al play a ver a Sammy Sosa.
Tres temporadas de 60 jonrones, único en la historia, más una carrera de más de 600 jonrones.
Un abuso imperdonable contra Sammy.
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