La inmigración no conduce a más delincuencia en Estados Unidos, ya que no existen pruebas convincentes que demuestren ese extremo, según un estudio universitario elaborado en este país.
El sociólogo y profesor de la Universidad William and Mary en Williamsburg (Virginia) Graham Ousey, coautor del estudio, explicó ayer que incluso los inmigrantes tienen menos probabilidades de ser delincuentes, sobre todo en el caso de personas nacidas en el extranjero y sus hijos nacidos en EE.UU.
“Las personas nacidas en el extranjero tienen menores índices de criminalidad que los residentes nativos, incluyendo hijos de inmigrantes que nacieron en Estados Unidos.
La gente que emigra a un nuevo país busca mejores oportunidades y por ello está altamente motivada y determinada a conseguir objetivos concretos”, dijo Ousey. Además, según el autor del estudio, a muchos les preocupa la deportación y, por ese temor, evitan cualquier contacto con las instancias judiciales.
Su estudio, “Inmigración y crimen- evaluación de un asunto contencioso”, que contó con la colaboración del también sociólogo Charis Kubrin, de la Universidad de California-Irvine, se basó en el análisis de 51 investigaciones anteriores y se publicará en la Revista Anual de Criminología.
Tras las conclusiones que demostraron que la inmigración no conduce a más delincuencia, Ousey sugirió dejar de centrarse en este grupo social como fuente de ese problema para considerarlo en un panorama más amplio y dejar de elaborar políticas equivocadas basadas en el temor a los “extranjeros».
“Esto significa tratar el crimen en relación a las causas sociales, como las fuentes de desigualdad, la pobreza y la segregación racial. Si se hace algo al respecto en estos aspectos, habrá más posibilidades de controlar el crimen”, añadió Ousey.