A doña Raquel Peña, vicepresidenta de la República
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En la entrega anterior, abordamos una de las principales causas de la actual crisis social en la mayoría de países emergentes: la no integración social y la ausencia participativa de la sociedad. En este, ampliamos el deterioro social y posibles soluciones.
Las estructuras sociales juegan papel fundamental en el progreso humano, confluyendo distintas consideraciones de carácter general: el individuo como elemento esencial y definitorio de su existencia; los grupos sociales con objetivos importantes; el conglomerado social con roles definidos; las normas, costumbres e instituciones en las que descansa la responsabilidad de fomentar la interacción entre instituciones diversas, imprimiendo valor y dinamismo.
El debilitamiento de estas estructuras a nivel general (producto de una democracia ritual) ha erosionado la unión familiar, el sentido de pertenencia y unidades de apoyo social con que contaban las generaciones anteriores, provocando el deterioro social existente, que prevalece en la mayoría de las naciones emergentes.
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Esta situación genera desequilibrio en la toma de decisiones nacionales, sentimiento responsable y fundamental en la crisis social actual. Carecer de entorno sólido y grupo de apoyo orientador y motivador, limita al individuo en su rol participativo en las sociedades en desarrollo.
Kaplan refiere que esta problemática solo puede solucionarse reconstruyendo las estructuras sociales actuales. Por ejemplo, en décadas anteriores los grupos tenían cierta influencia en las personas, en la sociedad general, en el orden religioso, cívico y comunitario y con un sentido de empoderamiento colectivo perdido con el tiempo en las naciones emergentes.
Y nos preguntamos: ¿Cómo reconstruir las estructuras sociales como sostén del colectivo? Fortaleciendo las comunidades, creando mecanismos sociales que generen un proceso de interacción en los individuos como actores esenciales en búsqueda de soluciones a problemas comunes. Esta falta de sentido de empoderamiento nos trae la máxima expresada por Larry Summers, que decía: “Nadie ha visto un individuo, lavando un carro rentado”.
La creación de mejores condiciones de vida y el funcionamiento eficaz de instituciones sociales, garantiza la participación ciudadana en la toma de decisiones nacionales, generando una verdadera renovación social y económica. Estas mejoras se logran con mayor educación, integración y sentido de pertenencia como debe hacerse en la mayoría de los países emergentes.
Como mencionamos en el artículo anterior cuando tratamos sobre Singapur, Estonia y Vietnam, estas naciones han logrado el éxito al enfatizar el sentido de empoderamiento social, impulsado desde los principales grupos de interés.
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El principal reto al que nos enfrentamos como nación es en la creación de agentes de transformación que, en términos generales, son aquellos que tienen el potencial para modificar las estructuras existentes en diferentes ámbitos de la sociedad, como la educación, el trabajo, la convivencia, entre otros, con el objetivo de aportar en la creación de soluciones sociales positivas y sirven de inspiración y ejemplo de superación.
En la próxima entrega, la propuesta final de innovación y renovación que es fundamental para la reintegración social.
Investigadora asociada: Julissa Lluberes