Innegables son las ventajas de la tecnología digital y, aunque parezca un bien intangible, no lo es, pues aumenta el consumo de energía y genera desechos contaminantes en proporciones preocupantes, como el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
El auge del comercio electrónico significa una amenaza para el medio ambiente debido a que la economía digital implica un aumento en el consumo de energía, según el último informe elaborado por la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
De acuerdo con el informe, el consumo de energía de la minería de Bitcoin es superior al consumo anual de Bélgica o Finlandia y, en cinco años, entre 2015 y 2020, alcanzó alrededor de 121 teravatios por hora. Conforme el Sistema Internacional de Medidas (SI), un teravatio es equivalente a un billón de vatios.
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Actualmente, más de cinco mil millones de personas utilizan Internet, lo que implica un incremento en las ventas del comercio electrónico, que generaron 27 billones de dólares solo en 2022.
Se estimulan las bondades de los avances tecnológicos, lo cual es un salto en la mejora de la calidad de vida, pero deben considerarse las partes negativas, como el alto consumo de energía proveniente de los combustibles fósiles y su impacto en el deterioro del planeta.
En el informe de la UNCTAD se ilustra que, para producir un ordenador de dos kilos, se requieren 800 kilos de materia prima y, por ello, la creciente demanda de minerales como el grafito, el litio, el cobalto y el agua, los cuales podrían aumentar en más de un 500 % para 2050.
Respecto a los residuos digitales, el informe señala que han aumentado en un 30 % y que, desde 2000 hasta 2022, han alcanzado los 10,5 millones de toneladas en todo el mundo y que la gestión de residuos digitales es inadecuada, por lo que deben diseñarse políticas públicas en esa vía.
El vasto informe sobre la economía digital señala que, para contrarrestar la amenaza al medio ambiente y apoyar una economía responsable con el entorno natural, sugiere políticas para el uso de los minerales preciosos utilizados en la fabricación de dispositivos electrónicos, incluidos los teléfonos y otros recursos vitales como el agua.
Entre las propuestas dadas a conocer por Rebeca Grynspan, se sugiere la inversión en energías renovables para un futuro más sostenible, utilizar el modelo económico circular centrado en el reciclaje, la reutilización y la recuperación de materiales digitales para reducir los residuos.
Optimizar los recursos con planes para utilizar las materias primas de forma más eficiente, reforzar las leyes y normas ambientales y hacerlas más estrictas para disminuir el impacto ecológico de las tecnologías digitales.
El informe reconoce los avances tecnológicos, los considera necesarios, pero advierte sobre la necesidad de cambios en los modelos implementados que impliquen daños a la vida en el planeta que habitamos.
Aterrizando en el país, debe evaluarse el impacto en la minería, el agua como instrumento de vida y de aporte al desarrollo tecnológico, y la política referente al manejo de los desechos provenientes de la tecnología y el cambio en la matriz energética promoviendo el uso de energía renovable.
Tenemos sol todo el año y mucha agua en el verano, dos insumos que debemos aprovechar para los cambios en la economía digital del país.