República Dominicana mejoró diversos niveles mundiales en indicadores de economía, salud, turismo, gobernabilidad, anticorrupción y transparencia. Sin embargo, en seguridad vial y accidentes de tránsito, somos vergüenza en América y el mundo.
Santiago y su Consejo de Desarrollo Estratégico (CDES) agradece a los directores del Intrant, desde el año 2017 hasta hoy, las sesiones realizadas. En siete años, las conceptualizaciones y proyectos fallidos superan las escasas ejecuciones de impacto realizadas por este órgano creado por la Ley 63-17.
Tuvimos directores del Intrant constructores de paradas fallidas. También dirigentes sindicales con agendas corporativas. Igualmente, colocadores de semáforos y reductores de velocidad. Asimismo, promotores de seguridad vial en medios y redes sociales. Ninguna de estas medidas están en el catálogo de prioridades concertadas en Naciones Unidas.
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Confiamos que Milton Morrison, designado en estas funciones vía decreto 391-24, logre impacto. Puede contar con Santiago, Alcaldía, Plan Estratégico y más de 305 organizaciones sociales y empresariales poseedoras del único plan municipal de seguridad vial del país.
La crisis de seguridad vial se concentra en dos metrópolis, Santiago y Santo Domingo. Ciudades de escasa vigilancia y control, conectadas con los dos grandes polos turísticos del Sur-Este (Punta Cana-Bávaro) y el Norte (Puerto Plata y Montecristi). Intrant debiera fiscalizar masivamente estas ciudades y vías.
Intrant debiera priorizar estas ciudades y vías concentrando ahí, recursos financieros, humanos y materiales. Mientras el casco homologado es apenas utilizado por 10% de los motociclistas; muchos agentes de Digesett se olvidan de ellos y pretenden controlar el uso de celulares en vehículos de lujo. Factor que no ha causado, ni causará muerte alguna. Así no es.
El inventario de motocicletas crece en más del 7% anual. 3 millones, 281 mil de motos, circulan diariamente, sin seguridad, ni control. Son 56.5% de los vehículos de motor y precipitan 60% de los accidentes mortales. Estas motocicletas con mufles sin silenciadores y conductores alocados, son la causa condicionante de mantener nuestra nación en los primeros lugares de muerte por accidentes.
Las tasas de mortalidad oscilan entre 27.2 y 31.5 cada cien mil habitantes. Si controlamos este factor, se podría cumplir el acuerdo de República Dominicana en ONU de reducir mortalidades en 50%, al año 2030. Es decir a menos 14 por 100 mil. En más de 15 millones de viajes diarios de origen y destino en estas vías, recién nacidos, niños, familias y conductores alcoholizados se mueven acostumbrados al riesgo de morir en cualquier momento. En eso y más, Santiago puede colaborar con Intrant.