-Y III-
En su libro “Puedes lograrlo. Lucha por lo que sueñas”, (Talleres Gráficos La voz de María, La Vega, 2022), Ircania Mercedes sostiene que, además de priorizar entre los distintos proyectos y aspiraciones, hay que lograr un nivel de organización personal, a través de lo que ella ha llamado agenda semanal: desde la disciplina y la voluntad.
Para generar resultados evidentes, deben realizarse prácticas de gestión productivamente responsables: metodologías correspondientes a las metas, tareas y planes. Y muchas veces, por ausencia de visión de futuro, se confunden lo importante y lo urgente, con el riesgo de caer en la trampa de las urgencias.
Por ello, Juan Bosch ha observado que “Los métodos de trabajo son una parte tan importante de la vida social que sin ellos no podría funcionar ningún sistema; y además cada sistema inventa los suyos basándose en los que había puesto en funcionamiento la sociedad anterior.(…)”.
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Ircania manifiesta su preocupación por el uso incorrecto de la mente en el proceso de la convivencia humana.
Bosch dedicó mucho tiempo y espacio a tratar sobre los métodos en todo lo atinente a la organización y a las tareas programadas, y en qué medida la mente humana se convierte en factor básico de su sustentación. Lo expone de esta manera:
”La mente humana es el más formidable y fantástico de todos los fenómenos que se dan en el universo, y la mente humana genera ideas y actitudes y conductas que se producen a partir de experiencias, sentimientos y opiniones que muy a menudo se han adoptado sin que la persona que mantiene esas experiencias, esos sentimientos y esas emociones se haya dado cuenta de cuándo, cómo y por qué los adoptó”.
No ha de extrañar, entonces, que el cerebro haya sido considerado prácticamente el objeto más complejo del sistema solar, lo que llevó a Carl Jung a esta conclusión: “En cada uno de nosotros hay otro al que no conocemos”. Y el futurólogo Michio Kaku respondió a las laberínticas reflexiones sobre el ser y sus conductas, así: “Los dos mayores misterios de la naturaleza son la mente y el universo”.
En realidad, solo puede entenderse el rol de la mente y sus comportamientos, a partir de una corriente científica relativamente nueva, conocida como neurociencia.
Asimismo, la inteligencia artificial y la robótica se han constituido en dimensiones infinitas del desarrollo de posibilidades de la expansión y proyección de la mente humana.
Por otro lado, asume lo que ella llama “exhortación maravillosa” del apóstol Pablo acerca del amor, en Corintios 13, 1-10:
“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. “Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda la ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera los montes, y no tengo amor, nada soy.(…)”.
Ante esta hermosa reflexión bíblica, recordamos la sentencia de José Martí: “Los hombres se dividen en dos bandos: los que aman y fundan, los que odian y deshacen”.
Es lo que explica que Albert Einstein, en carta atribuida como enviada a su amada hija Lieserl, en 1944, habría proclamado:
“Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. (…) si queremos salvar el mundo y cada ser sintiente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta”.
Con la publicación de su libro, Ircania Mercedes se coloca en la ruta del triunfo y del verdadero amor, en la visión fundacional del apóstol cubano.