El ambientalista Luis Carvajal, que no suele andarse por las ramas, opina que la primera tarea que debería emprender el nuevo Ministro de Medio Ambiente, Miguel Ceara Hatton, es ordenar la parte administrativa, donde lo que describe como “islas de poder” se han convertido en parte del entramado de corrupción que ha permeado ese ministerio pues solo tienen como objetivo sus beneficios económicos.
Pero esas islas de poder no son el único problema que urge enfrentar, pues los políticos también quieren su pedazo del pastel. “Ahora cualquier gente que levantó una bandera o vociferó en una actividad del PRM cree que puede tener en pago algún favor o permiso de carácter ambiental”.
Parece obvio que Carvajal, entrevistado por este diario para conocer su opinión sobre los principales retos a los que tendrá que enfrentarse Ceara Hatton, estaba pensando -cómo olvidarlo– en la forma en que murió el anterior incumbente Orlando Jorge Mera, que evidentemente no tuvo tiempo o no se atrevió a enfrentar esas “grandes mafias” que compiten entre sí.
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¿Podrá hacerlo Miguel Ceara Hatton? Eso está por verse, pero sería injusto, y mas que nada poco realista, esperar que sea esa su primera y mas urgente tarea, pues necesita conocer bien el terreno, ambientarse, para saber lo que puede o no puede hacer antes de tomar la decisión de echar pleitos que otros ministros han barajado. Tampoco es realista, aunque sería lo deseable, esperar que elimine todos los permisos para extraer agregados de los ríos, como sugiere Carvajal, pues los que se dedican a eso han demostrado que tienen tanto poder que nadie ha podido con ellos.
Es evidente que el reconocido ambientalista le ha puesto la vara muy alta a Ceara Hatton, tanto que se arriesga a una gran decepción, pero duele reconocer que sería esperar demasiado que el nuevo ministro tenga el coraje y el apoyo político suficientes para enfrentar los poderosos intereses que depredan nuestros recursos naturales.