Sudáfrica presentó en diciembre un recurso de emergencia ante la máxima instancia judicial de la ONU, con sede en La Haya, argumentando que Israel violó la Convención para la Prevención de Genocidios, firmada en 1948 después del Holocausto, y el jueves expuso sus argumentos ante el tribunal.
Sudáfrica mostró «lamentablemente ante la corte una imagen factual y jurídica totalmente distorsionada», declaró Tal Becker, uno de los abogados de Israel.
«El conjunto de sus argumentos se basa en una descripción de la realidad de las hostilidades actuales deliberadamente organizada, descontextualizada y manipuladora», agregó el letrado.
Becker afirmó en la audiencia que «lo que Israel busca operando en Gaza no es destruir un pueblo, sino proteger un pueblo, el suyo, atacado en múltiples frentes».
El objetivo del recurso de Sudáfrica es que los jueces de la CIJ ordenen un cese inmediato de la campaña militar lanzada por Israel en Gaza tras el ataque del 7 de octubre del movimiento islamista palestino Hamás en territorio israelí, que dejó cerca de 1.140 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP a partir de las cifras oficiales israelíes.
Israel prometió «aniquilar» a Hamás, que gobierna en Gaza desde 2007, y lanzó una ofensiva sobre este territorio palestino donde han muerto al menos 23.469 personas, en su mayoría mujeres y menores, según las últimas cifras del Ministerio de Salud controlado por el movimiento islamista.
Israel y Estados Unidos, su principal aliado, rechazaron el caso presentado ante la CIJ alegando que carece de fundamentos.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, desestimó tras la audiencia del jueves las acusaciones de Sudáfrica y afirmó que no es su país, sino Hamás quien está perpetrando un «genocidio».
«Israel tiene derecho a defenderse», señaló el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Matthew Miller. «Israel opera en un entorno excepcionalmente difícil en Gaza, un campo de batalla urbano en el que Hamás (…) se esconde intencionadamente detrás de civiles».
La CIJ podría pronunciarse en pocas semanas. La decisión del tribunal es vinculante, pero esta corte no tiene ninguna fuerza que garantice su aplicación. Tras el inicio de la invasión rusa en Ucrania en 2022, el tribunal ordenó en vano a Moscú que detuviera sus operaciones.
«Cruzó una línea»
El tribunal no va a pronunciarse sobre el trasfondo del caso, es decir sobre si Israel está cometiendo un genocidio, pero sí sobre si la población de Gaza está en peligro.
El recurso presentado por Sudáfrica se basa en que ambos países firmaron la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.
El ministro sudafricano de Justicia, Ronald Lamola, argumentó en el jueves en La Haya que la respuesta de Israel tras los ataques del 7 de octubre «cruzó una línea».
«Ningún ataque armado en el territorio de un Estado, por muy grave que sea (…), justifica que se vulnere la Convención», afirmó.
«Los genocidios nunca se declaran con antelación pero este tribunal cuenta con las últimas 13 semanas de pruebas que muestran de forma irrefutable un modelo de comportamiento y de intención que justifica una acusación verosímil de actos genocidas», afirmó Adila Hassim, una de las abogadas de Sudáfrica.
El portavoz del ministerio israelí de Relaciones Exteriores, Lior Haiat, tildó a Sudáfrica de actuar como el «brazo jurídico» de Hamás y afirmó que las acusaciones son «uno de los mayores espectáculos de hipocresía de la historia».
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