Vincenzo Anzellotti Consentino vino en 1891 y se quedó en Puerto Plata. Como muchos otros llegó a la República Dominicana por una temporada y terminó echando raíces
Hay una comunidad de emigrantes italianos y sus descendientes que se radicó en Puerto Plata, Santiago, La Vega, pionera en fabricación de productos que, hasta su llegada, eran importados. Otros fueron médicos, maestros, músicos, participaron en la trama para ajusticiar a Trujillo o hicieron oposición al régimen.
El país los cautivó, como a Antonio Nicodemo Patta, que llegó a Puerto Plata el seis de septiembre de 1907 de vacaciones del convento donde estudiaba para sacerdote. Tocaba mandolina y conoció a músicos con los que fundó el grupo “La Estudiantina”, que se presentaba en la glorieta local.
Estableció el “Café Trípoli”, y “La Teresita”, los negocios más importantes y como tales aparecen en directorios comerciales y censos. Introdujo en “La Teresita” la fabricación de gaseosas, y tenía “existencia de licores finos” en el “Trípoli”.
Allí se casó con Eleonora Rossi, madre de sus hijos Teresa, Rosa, Vicente e Inmaculada. La señora murió y Antonio contrajo segundas nupcias con Antonia Lantigua. Procrearon a María Luisa, Leonardo Antonio, Andrea, Héctor Darío, Rosialba e Ilka.
De la historia de Antonio habla su hijo Darío, historiador, catedrático universitario, de los fundadores del Centro Italiano del Norte y comisario de la Casa de Italia en Santo Domingo.
“La Teresita” quebró durante la Segunda Guerra Mundial “porque todos los insumos y productos venían de Italia”, refiere. Antonio emigró a Santiago en 1945 e instaló una cafetería, “La gran Parada”. Recibió ofertas de Pepsicola y del dictador Anastasio Somoza para comprarle la fábrica de gaseosas, pero ya era tarde.
Nicodemo era antitrujillista e influyó en su hijo Vicente Andrés quien participó en la trama para eliminar a Trujillo. Su misión era quemar los tanques de Esso Standard Oil cuando Luis Amiama avisara que el hecho estaba consumado. Nicodemo Patta murió el dos de septiembre de 1970.
Nicola Nardi. De este inmigrante habla su biznieto Umberto Nardi, italiano que llegó a Puerto Plata en 1967 tras los pasos de su ancestro, estudiante de medicina en Nápoles que vino en 1897 y se estableció en Joba Arriba, Gaspar Hernández, donde le decían “el curandero” pues atendía enfermos, aunque sin graduarse.
Curó a un señor muy rico con un problema en una pierna que no habían podido diagnosticar médicos de la capital. Trujillo lo mandó a buscar impresionado por su destreza, pero Nardi pensó que era para apresarlo por ejercicio ilegal de la medicina y se ocultó. Siguió resolviendo problemas de salud y le pagaban con tierra. Nicola murió a los 103 años, en 1964.
Se había casado en Italia con Magdalena Longo Nardi, madre de Pietro, Francesca, Giuseppina, María Inmaculata. Pietro, sobreviviente de la Primera Guerra Mundial, en la que peleó, trajo a Giuseppina, que se fue a La Vega donde su tío Ricardo Longo, también italiano.
Umberto ha sido agente de viajes, agente general de Iberia y es fabricante del chocolate“Tropical”. Fue profesor en las universidades O&M y UTESA.
Cuenta con un rico acopio de la inmigración italiana al país. Muestra catálogos, cartas, actas, libros inéditos de autores italianos como el de Luciano Toussut, que en 1964 se adelantó a proponer “todo lo que es hoy Puerto Plata”.
Nació el dos de enero de 1951, hijo de María Rosa Espósito y Giuseppe Nicola Nardi.Está casado con Doris García Lizardo, madre de Roselí, Giuny y Marisol.
Vincenzo Anzellotti Consentino. Vino en 1891 y se quedó en Puerto Plata. Luego se estableció en Santiago como buhonero. Posteriormente instaló “La italiana”, negocio de tejidos y provisiones. “Traía sombreros de fieltro, importaba aceite de oliva y aceitunas”, afirma su biznieto Marlon Anzellotti.Quebró en 1914 cuando el“Sitio de Santiago”. Se fue a Navarrete a vender mercancías.
Estuvo casado con Candelaria Contín y procrearon a Italia, América, Patria, Roma, Vicente y Rinaldo. “Las hembras se dedicaron al magisterio”. Vincenzo murió en 1956. Dejó un hijo en Italia, Pasquale, con descendencia en Calabria.
Nardi cita historias, aportes, además, a Carlos y Antonio Oliva, Manuel Divanna, Silverio Capobianco, Guido Nardi, los doctores Grisolía, Cantisano y Silvio Senise, Balter Taparro, los Ariosto, los Martisano… Está el sacerdote Luca Burato, expárroco de La Altagracia, zona colonial, y ahora de Jesús Maestro.
Las calles
La Italia, de Santiago, fue idea de Giuseppe Zanón, empresario italiano, y la solicitó el Centro Italiano del Norte. La de Puerto Plata fue iniciativa de Aldo Costa, italiano fundador del Museo del ámbar.