Grandes esfuerzos para unificar la izquierda dominicana
A partir de 1968, cuando regresó de recibir entrenamiento teórico-militar en China, Iván Rodríguez Pillier vivió con y como los campesinos porque el 14 de Junio y la Línea Roja entendían que el campo debía ser la principal base de apoyo de su lucha.
Durante cinco años estuvo preparando el terreno para alzamientos en El Cuey y La Cuchilla, de El Seibo; Los Jengibres y La Totuma, de Nagua.
Nelson de Peña y Miguel Reyes estuvieron cerca de él en El Guayabo y La Placeta. Otros incidían en Dajabón, el sur y San Francisco de Macorís.
Tal era el convencimiento de que era posible hacer la revolución y alcanzar el poder desde el campo, que en 1971, al enterarse del intento de Golpe de Estado de Elías Wessin, se trasladaron Baby Mejía y Amaury Germán como refuerzos para un frente guerrillero. Abandonaron cuando Balaguer denunció la trama.
Iván asimiló las costumbres del campesino porque había sido agricultor en su infancia higüeyana. Los conquistaba predicándoles que era suya la tierra que labraban y que debían luchar por apropiársela.
“Después de seis meses de frío en China, llegué desteñido. En cualquier campo podía ser sospechoso, pero entré a una familia del mismo color, y me acogió como un miembro más, en El Cuey”.
Trabajó sin camisa, con botas y un colín. Le enseñaron a endurecer pies y manos para que machete y calzado no afectaran su piel. Sembraba maíz, habichuelas, maní, ordeñaba las vacas.
Desde 1965 se daba una lucha entre el Movimiento Popular Dominicano y el 14 de Junio, revela, que recrudeció en 1968: definir cuál de los dos era el partido del proletariado. “Eso llevó a la división del 14 de Junio. Una parte fue al MPD. Yo entendía que escindirlo era un crimen, el 1J4 era un sentimiento nacional…”.
En el Cuey.
Llegó con Arnulfo Reyes y Adolfo Mercedes Medrano (Fifo) y fueron recibidos por Ramón Gómez. Se les unieron Fidel Guzmán, “El mancuerno”, y Santiago Pérez, el contacto con la ciudad. Se extendieron a La Cuchilla. Organizarían una guerrilla.
Permanecieron allí hasta que Línea Roja evaluó cuál era la región de mejores condiciones para sus fines. “Unos opinaron que el Sur, por tener mejor topografía, y descartaron el Este. Me mandaron a La Totuma”.
Existía discrepancia respecto al trabajo rural. La posición del 14 de Junio “era diferente a “Lo mejor al campo” que enarbolaba el MPD”. Para Iván, la estrategia emepedeísta era “esconderse y muchas veces camuflarse, por eso le llamaban las tumbas vivas”.
Los Jengibres y La Totuma. Allí estuvieron Iván y Antonio Adames, acogidos por Ramón Almánzar, perredeísta que había conocido a Juan Bosch antes de ser presidente. “No se planteaba si el PRD era de derecha, pero actuaba contra Balaguer que llevaba a cabo una política de exterminio al movimiento revolucionario, comprometido con los americanos y la oligarquía criolla”.
El campo “fue un coto muy cerrado de Balaguer, nuestra lucha conllevaba un proceso, creando relaciones primarias con la gente y luego actividades para después ir explicándoles la revolución que transformaría sus condiciones. Eso elevó su nivel de lucha. Enfrentamos al ejército, a instituciones reaccionarias”.
Iván era miembro del comité central de Línea Roja junto a José González Espinosa, Rafael Rodríguez Florentino, Rafael Pérez Modesto, Luis Rosichi, Nelson de Peña y Miguel Reyes.
La ira de Juan Bosch
“Lo que detonó la ira del profesor Juan Bosch no fueron los minutos que me tomé de más, uno o dos, fue la propuesta, la iniciativa como organización. Esbocé la política de la izquierda, pero esa no era la posición que él iba a defender y creó en él una situación de rechazo. Entonces se paró y se fue. Lo dicho por mí contravenía su visión. Se ha argumentado que yo me pasé del tiempo acordado y han querido tirarme a mí ese muerto”.
Iván Rodríguez Pillier aclara el inesperado proceder del expresidente, el 17 de marzo de 1974 cuando se levantó intempestivamente de su asiento mientras él se dirigía a la multitud en representación de la izquierda, en el Bloque de la Dignidad Nacional formado a sugerencia de Bosch, entonces líder del Partido Revolucionario Dominicano.
La concentración tuvo lugar en el puente Francisco del Rosario Sánchez.
El destacado luchador fue delegado por Línea Roja y otras organizaciones. El maestro de ceremonias fue Euclides Gutiérrez, quien, al llegar el turno de Bosch anunció: “Nos vemos obligados a clausurar esta manifestación porque se ha imposibilitado la continuación de la misma por haberse pasado de tiempo uno de los oradores” (El Caribe, 18 de marzo de 1974).
Rodríguez evoca la formación, desde el ocho de noviembre de 1973, y los acuerdos previos al mitin. “Se conformó un programa de gobierno cuya aplicación era posible y abría las puertas del desarrollo integral de la República Dominicana”.
Cuenta que en ese ínterin se dividió el PRD, se formó el PLD, y a los encuentros asistían representantes de ambas organizaciones. “Nos sorprendimos cuando alguien llegó y dijo: “Yo soy delegado del PLD”.
Dieron nueve minutos a cada orador. Bosch cerraría fijando la posición del Bloque, narra Rodríguez, cuarto en hablar, que comenzó proclamando que “había que enfrentar el latifundio a través de la lucha, alcanzar la tierra con la movilización de los campesinos”, salir de Balaguer por el levantamiento del pueblo, planteamientos que recibieron “un apoyo entusiasta”.
El dominicano quería escuchar “un discurso de combate”.
Bosch se molestó, añade, “porque su planteamiento era el desplazamiento de Balaguer a través del proceso electoral. “Lo mío contravenía su visión, aunque no hablé de oponerme” al voto.
La manifestación siguió pese a la salida de Bosch, que “pasó desapercibida”.
“Eso generó indignación en los demás” y se convocó a un encuentro “en un colegio que tenía Luis Amiama en la Gustavo Mejía Ricart”, donde se produjo “una crítica unánime, muy acerva, a la actitud de Juan Bosch”, con palabras “impublicables”.
“Hasta ahí llegó el Bloque”.
Frente Unido.
Rodríguez siguió la política de Línea Roja: “Formar un frente unido, base del movimiento revolucionario, que contemplaba la unidad de toda la izquierda, sectores de la burguesía y otros, a fin de “incidir políticamente a nivel público”.
“Comenzamos a trabajar con personalidades como Franklin Franco, Barbarín Mojica, Gabriel Imbert (Gary)…”. Nació el Frente Patriótico Nacional, FREPAN.
Encontraron resistencias “que planteaban otra forma de unidad, y el movimiento vino a fructificar en 1977 con la fundación, el 27 de octubre, de la Unión Patriótica Antiimperialista, UPA, que dirigieron Gary, Franklin, Barbarín, Ignacio Rodríguez Chiappini y Roberto Santana, y en 1978 me eligieron secretario general”.
Viajó y estableció vínculos con revolucionarios de España, Noruega, Suecia, Francia, Bélgica. En París trabajó con Juan B. Mejía y Julio Díaz Campusano, para la fundación de un partido “que agrupara a los marxistas- leninistas dominicanos”.
El final.
“Estando en Nagua, un profesor que trabajaba sus propiedades, nos denunció a la guardia, que nos sorprendió en la madrugada en La Totuma. Conmigo apresaron a mi esposa y a mi hijo Jorge Iván, porque la política era integrar a la familia al trabajo revolucionario. Se llevaron a Antonio Adames y a once campesinos”.
Acusados de porte de armas, de conspirar contra el gobierno, tras once meses presos en Nagua, a Iván lo trasladaron a una solitaria y a su cónyuge a la cárcel de mujeres, y después a San Francisco de Macorís donde los sentenciaron a tres años y seis meses de prisión y al pago de cientos de miles de pesos.
Los liberaron por protestas populares y del “Movimiento Libertad para los presos políticos”. El gobierno entendió que tantas demostraciones públicas “promovían la lucha revolucionaria y la solidaridad del pueblo”.
Iván salió de la clandestinidad. Se unió a una coalición propuesta por Juan Bosch para sacar a Balaguer del poder, denominada Bloque de la Dignidad Nacional.
“Lo que detonó la ira del profesor Juan Bosch…fue la propuesta, la iniciativa como organización”