Un ídolo. Se convirtió en el atleta más popular entre la juventud y los adultos
Cuando no exisitían las grandes plazas comerciales, estábamos lejos de la era de las redes sociales y eran pocos los establecimientos de entretenimiento para el pueblo, la gente albergó en sus hogares cada sábado el espectáculo deportivo llamado “Lucha Libre Internacional”, un producto bien terminado donde se plasmaba la batalla del bien y el mal.
El bien lo representaba Jack y su cuadra técnica, y el lado del mal, Relámpago y su grupo de malvados.
Fue un guión bien definido. Era como una especie de serie donde cada fin de semana se presentaban historias televisadas y también episodios en vivo, siendo el épico auditorio Eugenio María de Hostos la sede de las grandes y memorables batallas, donde la sangre llegaba a las orillas del emblemático Malecón de Santo Domingo.
Jack Veneno fue la figura estelar creada por Arcadio Disla Brito, el bien recordado “Vampiro Cao”, quien fue jefe de la industria de la lucha libre y cabeza del exitoso proyecto recordado por todos y que se llamó “Dominicana de Espectáculos”, empresa que regenteaba el primer multimedio deportivo que tuvo el país.
En esa época la lucha tenía programa de TV, dentro del mismo una tertulia muy dinámica y, como si esto fuera poco, un programa de radio vespertino y una revista denominada “La Vida del Luchador”, editada por Davitte Taveras.
Fueron unos genios. El tridente de Puma, Cao y Jack logró plasmar ideas que en su momento se pensaron locas y que tuvieron un éxito comercial y de taquilla impresionante. Albergar todos los domingos y por 25 años consecutivos, cuatro y cinco mil fanáticos en una localidad es una hazaña muy difícil de superar.
No se conformaron con esto y por su trabajo constante convirtieron a Dominicana de Espectáculos en una de las plazas más importantes de la lucha libre en América, solo superada por México y Puerto Rico.
La confianza en esta compañía dirigida por Disla Brito provocó que luchadores como Santo, Blue Demon y Mil Máscaras desfilaran en los años setenta por el pancracio quisqueyano.
Cuando llegan los ochenta, ya la figura de aquel barbudo que hacía sintonía con grandes y chicos había crecido de una manera tal que era comparado con iconos como Freddy Beras Goico y Fernando Villalona y fue en ese entonces, con la ayuda de empresarios y políticos, que decidieron traer a Rick Flair, luchador de corpulencia poderosa y cabellera rubia que en ese momento era la principal figura de las luchas en Estados Unidos.
Se hicieron dos veladas (Veneno vs Flair) en 1982, a las que asistieron más de 14,000 fanáticos, y muchos cuentan que la fila para entrar llegaba a las avenidas que bordean el centro olímpico capitalino.
Después de esos combates, las marcas endosaron sus campanas al carismático héroe dominicano y este se convirtió en el mercadólogo empírico más importante que ha parido el país. Veneno, además de versátil en el cuadrilátero, era elocuente con el micrófono y siempre usó el nacionalismo para vender su amor por su patria, y algo que le llevaba a todas las clases sociales de la época era su mención con ternura por la que lo trajo al mundo.
Cuando Veneno decía: “Juro por doña Tatica, eso llegaba directo al corazón de la gente. Era un genio impactando los sentimientos del soberano. La semana pasada lo perdimos físicamente, sigue en la mente.
Zoom
Héroe de los niños
Se fue el héroe de muchos niños dominicanos, se fue el personaje taquillero, se fue el líder de audiencia en la televisión nacional, se fue y nos deja muchos recuerdos de que siempre el bien vencerá al mal.
La semana pasada lo perdimos físicamente, sigue en la mente de todos los dominicanos se quedará la pasión de cómo se entregaba en cada combate, enviando un mensaje sutil al dominicano de que, para lograr cosas.