Jaén no solo es conocida por ser la capital del mejor aceite de oliva y por sus vastos campos de olivos centenarios sino también por ser la provincia española con más castillos y fortalezas de toda Europa.
Andalucía fue tierra de castillos desde que estuviera dividida en incontables reinos de taifas, y fuera tierra fronteriza entre el Islam y los reinos cristianos.
De hecho, de los 10,000 castillos catalogados en España, algunos en ruinas, otros restaurados, y algunos otros reconvertidos en museos e incluso en bellos alojamientos -Paradores de turismo-, es Jaén la tierra que más castillos o fortalezas medievales conserva. Se calcula un total de 237 fortificaciones, de ellas: 97 castillos y 126 atalayas, además de otros restos de murallas y castros.
Jaén fue el paso obligado entre la meseta cristiana y la Andalucía conquistada por los musulmanes, por el escalón natural que las separa, Sierra Morena fue además frontera entre los reinos cristianos del norte y los musulmanes del sur cuando los primeros empezaron la reconquista, durante el largo tiempo que duró la dominación de Al-Andalus. El avance cristiano llegó a Jaén hacia el siglo XII y de ahí que fuera en este siglo cuando se construyeron multitud de fortalezas que han perdurado a nuestros días.
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No es casualidad que en esta tierra se lidiaran y ganaron dos de las batallas significativas: la de las Navas de Tolosa (1212) que supuso el principio del fin de la presencia musulmana y Bailén (1808), sonora derrota francesa que precipitó la retira de las tropas de Napoleón.
Imposible abarcar todos castillos que coronan las cimas de Jaén, por lo que nos detendremos solo en tres de los más significativos: el castillo de Burgalimar de Baños de la Encina y el de La Mota de Alcalá La Real, de la mano precisamente del arqueólogo jiennense, Sebastián Moya, director de los trabajos arqueológicos de Baños de 2007 a 2009 después de haberlo sido en el de La Mota entre 1992 y 2000. Y el de Santa Catalina, que corona la capital de Jaén.
En su perímetro resiste la Torre del Homenaje y la Iglesia Mayor Abacial, templo renacentista del siglo XVII, con sus sobrecogedores enterramientos, justo al lado de la Casa del Deán, hoy un pequeño museo donde se exhiben objetos hallados en las excavaciones.
“En La Mota fui el director de Actividades Arqueológicas de 1992 a 2000. Excavé casi completamente la Iglesia Mayor Abacial, que se encuentra en el recinto fortificado, y algunas grandes áreas abiertas en los dos tercios al norte de la ciudad fortificada. No fue hasta el siglo XIII con la reconquista cristiana, y tras ser atacada por distintos reyes cuando fue conquistada finalmente por Alfonso XI quien le añade el apelativo de “Real”, dice el arqueólogo Sebastián Moya, jefe de la excavación del castillo de Burgalimar en Baños de la Encina, Jaén.
En su interior aún pueden diferenciarse las estancias distribuidas por un vial central, por el que circundaba todo el recinto. Además, existe un pequeño alcázar de época cristiana en su interior, delimitado por una torre circular maciza situada prácticamente en el centro de la fortaleza, unida a dos lienzos de mampostería y una torre igualmente de mampostería con hasta tres alturas como la denominada, la torre del homenaje o “almena gorda”.
Se deduce que todas las construcciones defensivas de la zona se construyen a partir del siglo XII para defenderse del ataque cristiano.
Por eso no tenía sentido para los historiadores medievalistas que fuera Baños la única alcazaba que se construyese doscientos años antes, cuando la frontera estaba todavía a cientos de kilómetros al norte.
Y en cuanto a sus restauraciones por fortuna la más destacada la hizo en los años 60/70 el arquitecto jiennense, Luis Bergés, que añadió las almenas a todo el recinto de la alcazaba.
A comienzos del siglo XX había una gran cantidad de piezas arqueológicas, era una locura todo lo que había, y cuando se empezó a hacer un inventario, ante ese caos se decidió que esa placa fundacional -sin ningún método científico, se habían perdido todos los registros- era la de Baños de La Encina. Aún así en el mundo científico, de los especialistas, ya lo sabíamos pero, había que demostrarlo. En 2008 una reputada epigrafista de la Universidad de Málaga ya se refirió en una conferencia a otra especialista de la Universidad de Madrid que tras estudiarla confirmaba que correspondía al castillo de Talavera de la Reina, en Toledo, mucho más al norte y donde si cuadra esa fecha.