Janette Márquez, una artista que rompe barreras

Janette Márquez, una artista que rompe barreras

Janette Márquez es una nobel cantante lírica de origen dominicano que no le pone techo a sus sueños. Todo lo que gira alrededor de sus anhelos es la música, y aunque vive en la oscuridad, su mente va a la velocidad de la luz para conseguir lo que quiere.

Esta joven mezzosoprano de 24 años ya obtuvo una licenciatura en música en la Universidad de Westminster, en Princeton, Estados Unidos, e inició una licenciatura en Psicología, otra carrera que le apasiona.

Lo académico lo combina con las presentaciones artísticas en Estados Unidos y en República Dominicana, dos naciones que de alguna manera son su soporte emocional.

Su carrera va en ascenso. Este año tiene especial significación por haber participado en la cantata “Carmina Burana”, junto a la Orquesta Sinfónica de New Jersey; por interpretar un popurrí de merengues clásicos en un concierto organizado por la Universidad de Westminster, y por haber cantado el himno de Estados Unidos en la ceremonia en la que el lanzador dominicano Pedro Martínez ingresó al Salón de la Fama de Cooperstown.

En el país su voz se ha escuchado en el Teatro Nacional, en el Palacio de Bellas Artes, en el Gran Teatro del Cibao, y en los parques de comunidades de la región norte donde se deja llevar por las raíces dominicanas que le brotan del alma.

Esa es Janette, una joven no vidente a causa de glaucoma congénito, que apenas ha visto ráfagas de luz, pero esa limitación no le ha impedido alcanzar el éxito ni la felicidad, “porque me considero una persona normal, no me estigmatizo”.

Esfuerzo y apoyo familiar. Si se pudiera hacer una retrospectiva de la vida de Janette habría que empezar por la decisión de sus padres, Miguel y Glenny Márquez, de no escatimar esfuerzos para que ella se desarrolle a pesar de faltarle la visión.

La tarea fue ardua, pues representó una lucha titánica para que recibiera una educación inclusiva, y para hacer de su estima un muro de contención frente a las adversidades.

“Me he esforzado para que ella pueda romper barreras, he defendido como una leona su educación, aun en Estados Unidos donde pensé que las cosas eran más fáciles, pero cuando me enfrenté a la realidad descubrí que no era así.

“Tuve que pelear por cada maestro, por cada clase que le correspondía. Luego vinimos al país, a Santiago, y me di cuenta que la educación especial aquí era más difícil, nos fuimos otra vez a Estados Unidos y nos esforzamos hasta llevar a Janette a alcanzar la educación superior”, expresó su madre.

La vida en la oscuridad. Vivir en un mundo sin color podría parecer un horror para el que tiene contacto con la luz, pero para Janette tal valoración es casi banal porque la oscuridad es más profunda “en el sentido de que no nos andamos fijando en la parte física y superficial de la gente, sino en sus sentimientos”.

“Yo soy muy selectiva con mis amistades, busco en ellos lo que pueden agregar en la parte espiritual, realmente no es tan temeroso como la gente lo ve porque hay otros sentidos que te acompañan…y hay sentimientos en el ser humano que a veces ni siquiera la visión te permite ver”.

Sus metas y valores. Aunque Janette nació en Estados Unidos sus padres le inculcaron los valores de la sociedad dominicana vinculados a la importancia de la familia y el respeto por sí misma.

En ese contexto plantea que una de sus preocupaciones es percibir la falta de identidad en muchos jóvenes que no saben ni a dónde van ni lo que quieren.

“Yo quiero llegar lejos pero no con el fin que todo el mundo quizás sueña, que es solo el éxito profesional y material, yo quiero contribuir a que los jóvenes vivan en un mundo mejor, con más equidad y menos discriminación”.“Mi papá me dice que yo no

voy a cambiar el mundo, pero yo me voy a atrever a concienciar sobre la identidad propia, porque cuando una persona es segura de sí misma no hay discriminación ni barreras que la hagan detenerse”.

Janette hace una pausa y finalmente expresa que “no se necesita mucho para ser feliz, solo tener fe…creo que Dios lo puede todo, él tiene el control de todo y cuando he tenido situaciones difíciles simplemente me entrego a él”.