Se integró a los comandos de la Revolución de Abril de 1965 convirtiéndose en una de las figuras más populares, en su invariable uniforme de camuflaje, armado con fusil automático y siempre con las mangas de su camisa doblada sobre el codo. Era francés, compañero inseparable del comandante Manuel Ramón Montes Arache, secretario de las Fuerzas Armadas del Gobierno Constitucionalista. Murió durante la Guerra Patria asesinado por el intruso yanqui.
Jean Pierre André de la Riviere, a quien el Ayuntamiento de Santo Domingo recordará designando una calle con su nombre, combatió en varios frentes y participó en arriesgadas acciones y misiones. Los que le trataron o pelearon junto a él le reconocen valor y un profundo sentimiento de amor a los dominicanos, como Claudio Caamaño Grullón, los Hombres Rana Eddyberto Estrella Fernández y Pedro Germán Ureña y Bonaparte Gautreaux Piñeyro quien exalta su vida pues sostuvieron pláticas en los escasos momentos de paz de 1965.
A Gautreaux se lo presentó y recomendó Ilio Capozzi refiriéndole que André había peleado en la batalla de Diem Bien Phu, en Vietnam, en 1954, como miembro de la Legión Extranjera Francesa. Pertenecía a una familia de tradición militar que había servido en la Marina de Guerra desde antes de Napoleón. Él no quiso seguir esa vocación y por diferencias con sus padres se fue a la Legión Extranjera, escribió Gautreaux.
Posteriormente se unió a un grupo que trataba de derrocar al tirano haitiano Françoise Duvalier y al fracasar el movimiento se trasladó a Santo Domingo. Bonaparte entiende que andaba con el grupo que entrenaba en los alrededores de Villa Mella en 1963, con el respaldo de la parte joven del PRD “con el conocimiento y consentimiento del Presidente Bosch, aunque lo negaron antes y ahora”.
El historiador reproduce un documento del Departamento de Estado en el que presentan a De la Riviere como “un soldado de fortuna francés experto en guerrilla”, vinculado a los comunistas, “consejero y traductor” de Montes Arache.
Sentimiento antiimperialista. Claudio Caamaño combatió junto a André de la Riviere en la zona de Santa Bárbara. Conoció también su pasado, la pasión con que luchó al lado de los dominicanos y las circunstancias de su muerte trágica.
Cuando el Gobierno estaba establecido, Claudio, el cuarto hombre en importancia del gabinete caamañista, fue buscado por una amiga de Samaná apellido Lalane, informándole que el francés quería conocerlo. Hablaron largamente hasta que André le comunicó su objetivo: que podía traer armas desde Haití. Claudio se lo manifestó al Presidente y este recibió a André en sesión privada que fue interrumpida por Montes Arache, cuenta el entonces mayor, asistente del Comandante Central Constitucionalista.
Caamaño Deñó rechazó la oferta pero a partir de ese encuentro del que André salió junto a Montes Arache, De la Riviere se volvió inseparable del hombre rana, asegura Caamaño Grullón.
“El era de sentimientos antiimperialistas, era un combatiente de experiencia, muy valiente, de gran valor personal”, significa Claudio. Dice que debió tener alrededor de 32 años, que era de buen físico, muy bien parecido, agradable en su trato, atlético y piensa que para 1965 llevaba poco tiempo en el país. “Cuando lo mataron iba en un jeep con Héctor Lachapelle”, exclama Claudio, quien representó al Presidente en la misa de Riviere “porque estaba también Lora Fernández y la guerra no podía quedarse sola”.
Con Benítez Rexach. El segundo teniente Estrella Fernández relata que conoció a André de la Riviere en 1960. “Había un barco tanquero, el San Rafael, que estaba en muy mal estado y lo amarraron al lado del puente Duarte, en la ribera del Ozama, lo fondearon ahí hasta que se dañó y se hundió”.
Añade que ocasionaba problemas a embarcaciones que pasaban a cargar cemento para la fábrica de cementos “Colón”, ya que eran atraídas por el metal de la nave desperfecta y la Marina resolvió sacarla, refiere Estrella, quien entonces pertenecía a los Hombres Rana. Fue llamado junto a Carlos Adriano Bodden Pérez, Eduardo Abreu Heredia, Ramón Mauricio Villanueva, Montes Arache y otros para destruirla con explosivos.
“Llevamos un equipo de buceo y un ponchón, sacamos ese metal y lo llevamos a Metaldom”.
Al frente de donde ellos trabajaban “había un dique pequeño del ingeniero Félix Benítez Rexach que había contratado a André de la Riviere como buzo para esos trabajos y lo estacionó en ese pequeño dique”, agrega Estrella.
De la Riviere se sorprendía viendo cómo los hombres rana destruían el barco con explosivos y ese sistema le despertaba curiosidad porque ellos no lo usaban, dice. “Cruzaba donde estábamos nosotros y se mantenía ahí. Así se hizo muy amigo de Montes Arache con quien salía a divertirse”. Estrella Fernández lo encontró después en la guerra, “en todos los frentes, junto a Montes Arache”.
“Por principio”. Según Tad Szulc, André nació en el Marruecos francés y sirvió en el Ejército de Indochina (Vietnam). Tenía el rango de teniente y estaba a cargo de la disciplina de esa unidad. “Luego de la campaña en Indochina y durante la revolución de Argelia, Riviere se afilió a la Organización del Ejército Secreto (OAS), un grupo terrorista que peleó para mantener Argelia como francesa. Por ello salió del ejército francés. No perdió tiempo para comprometerse con sus nuevas actividades en el Caribe, dado su temperamento”.
En una breve entrevista que le hicieron periodistas franceses en la Revolución, localizada en Berlín y subtitulada por Pablo Gómez Borbón, André declaró que participaba por principios y que estaba “dispuesto a todo”.
Cuando le preguntaron si él y los demás líderes eran comunistas contestó: “Los grandes defensores del mundo libre me dan asco”. Y agregó: “Le aseguro que la guerra que hacemos es justa”. Manifestó que los norteamericanos estaban enfermos. “Cuando quieren ahogar un perro dicen que tiene la rabia”.
Jean Pierre André de la Riviere fue asesinado el 15 de junio cuando conducía un jeep descapotado por la Isabel la Católica en dirección a la iglesia de Santa Bárbara. Iba en busca de un sello oficial donde el combatiente Ramón Emilio Mejía del Castillo, “Pichirilo”, comandante de San Antón, que confundió con otro “Pichirilo” llamado Manuel Emilio, del personal de la Intendencia, que estaba en la Santomé esquina Conde. Los disparos de los norteamericanos impactaron mortalmente en su garganta. Fue enterrado en el cementerio de la avenida Independencia donde se observa a Montes Arache devastado.