De cierto de cierto os digo, el que cree en mi ya tiene vida eterna; yo soy el pan de vida. Juan 6:47-48.
Cuando los discípulos regresaban a Capernaun, Jesús les dijo que le buscaban no porque habían visto las señales, sino porque habían comido del pan y se saciaron. (Juan 6:26). Y les exhortaba a que trabajaran no por la que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece. Y les pedía que debían comer su carne y beber su sangre, porque él era –y todavía lo es- el pan de vida. Y el que en Jesús cree no tendrá hambre ni sed jamás, porque tendrá vida eterna.
Pero cómo es posible que el hijo de José, el carpintero, murmuraban algunos judíos, les dijera que había que comer su pan y beber su sangre para alcanzar la vida eterna. No se trata de un acto de canibalismo, no era un asunto literal, sino espiritual. El pan al que Jesús se refiere es a su propia carne, que el daría por la vida del mundo. (Juan 6:51). Se trata de aceptar en nuestro corazón ese sacrificio. Y horas antes de ser apresado y posteriormente crucificado en la cruz. (Lucas 22:14-30), cuando Jesús se sentó a la mesa con sus discípulos a compartir la última cena, tomó el pan, y dio gracias, y lo partió diciendo que ese era su cuerpo, símbolo de que sería molido, quebrantado, golpeado, maltratado, humillado; y luego tomó la copa, como símbolo del nuevo pacto, de la sangre que sería derramada en la cruz por cada creyente, para perdonar nuestros pecados. Y al levantar la copa, dijo: haced esto en memoria de mí.
El creer en Jesús es asumir su palabra; que el matrimonio es entre el hombre y la mujer; no se puede hablar de Dios y andar en pecado o corrupción. No se puede recordar a Jesús cayendo en desenfreno, en vicios, e irrespetando la palabra de Dios. Como dijera el apóstol Pablo, el que comiera indignamente de la copa del Señor, con resentimiento o doble moral, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor, y juicio come y bebe para sí, y por lo cual hay muchos enfermos y debilitados, y hay quienes hasta duermen, para siempre. (1 Corintios 11:27-30).
Al acercarse los días de Semana Santa, muchos la toman para compartir con su familia, otros para ir a la playa, otros para comer, beber y divertirse; pero el verdadero sentido de estos días debe ser de reflexión acerca del significado de Jesucristo. Qué significa su muerte y la resurrección del Hijo de Dios? Qué quiere decir el pan de vida? De tu respuesta depende tu eternidad y la vida eterna.