POR ÁNGELA PEÑA
Los únicos homenajes que ha recibido el glorioso comandante de la primera y más importante rebelión contra la anexión a España, luego de haber sobresalido también como uno de los más decididos combatientes en la Guerra de Independencia, son las designaciones con su nombre de un municipio, en Moca, y de una calle de Santo Domingo. Después, de José Contreras los historiadores sólo han recogido mitos y leyendas que se repiten en cada nuevo texto publicado y nadie se ha ocupado, siquiera, de rescatar alguna vieja fotografía que debió tener por su condición económica holgada ni a realizar un dibujo o grabado que perpetúe su imagen en la memoria colectiva.
No era ciego, ni viejo, ni pobre cuando se embarcó en la empresa de dirigir la toma de la Fortaleza de Moca junto a un grupo de patriotas el memorable dos de mayo de 1861. Tampoco era nativo de esa comarca, como se ha venido afirmando hasta el presente. José del Carmen Contreras y Alonso era natural de Montecristi y contaba treinta y cinco años de edad cuando asaltó la plaza, según él mismo declaró horas antes de ser fusilado.
Emilio Cordero Michel es probablemente el único dominicano que ha profundizado en el estudio del incansable luchador que ofrendó los escasos años de su vida en defensa de la autonomía nacional. Desde hace un tiempo está sumergido en la documentación de la Colección Herrera, del Archivo General de la Nación, que contiene documentos de los archivos de Indias, de Simanca y del Archivo Histórico Nacional de Madrid.
Entre esos documentos hay una voluminosa sumaria del juicio que se le hizo a los participantes en la rebelión, con datos personales de cada uno, como sus nombres, edades, lugar de residencia, color, actividad económica, entre otros. Sobre José Contreras existen esas informaciones. Además, obtuve copia de su testamento, que se encuentra en el municipio de Moca, y que fue rescatado por Rubén Lulo Gitte, un gran mocano que se ha ocupado de la historia de su pueblo.
Cordero Michel considera que hay pocas referencias del activo revolucionario. La historia se lo tragó. Agrega que existe un desconocimiento casi absoluto sobre el movimiento conspirativo del 2 de Mayo de 1861 porque nuestros historiadores se han limitado a repetir a José Gabriel García, a Pedro María Archambault y a otros, sin hurgar en la fabulosa documentación existente en la Colección Herrera.
José Contreras, a su juicio, era un hombre de valor, íntegro en su pensamiento, que tuvo en cuenta a sus amigos y hasta pensó en las deudas contraídas, como se revela en su testamento. A los dieciocho años participó en las campañas militares contra Haití, por lo que alcanzó el grado de coronel, pero no figura ni en las Hojas de Servicio del Ejército Dominicano y los libros que tratan el tema lo que hacen es reiterar la leyenda de que era un viejo, ciego, y no lo era.
Entiende que el tributo de una calle con su nombre, es merecido, aunque no hay huella física de él ni grandes referencias, pero por lo menos, se reconoce como precursor del primer movimiento de importancia contra la anexión, porque fue el primero en que hubo un enfrentamiento armado, significa,
Esa fue la razón por la que el Presidente Santana, artífice de la incorporación a España, actuó con mano fuerte, se presentó incluso al Cibao y dio instrucciones de proceder drásticamente y, aunque hubo solicitud de perdón para los complicados, ordenó el fusilamiento de los cuatro dirigentes por ser estos altos militares. A los otros los condenó a muchísimos años de prisión. Junto a José Contreras cayeron en el improvisado paredón que fueron las paredes del cementerio de la localidad, José María Rodríguez, Cayetano Germosén e Inocencio Reyes.
A partir de ese momento se le llamó a Moca la Villa Heroica, destaca el reputado académico, vicepresidente de la Academia Dominicana de la Historia.
Para Cordero Michel, Contreras tiene el mérito sublime de haber sido primero en el intento de la lucha armada contra los españoles en un momento en que no había condiciones para ello. Por eso fracasaron, poco tiempo después, Sánchez, Eugenio Perdomo, Santiago Rodríguez y otros. El ejemplo que impuso Santana con José Contreras y sus compañeros aplacó la situación por muchos años, con ese juicio sumario sin apelación que fue seguido por el fusilamiento de los llamados Mártires de El Cercado, semanas después.
JOSÉ CONTRERAS
Nació en Montecristi, al igual que su padre, y siendo muy niño fue llevado a Jábaba, Moca, donde residió por algún tiempo. De ahí que se diga que nació en Moca, comenta el consagrado escritor. Agrega que tendría como dieciocho años cuando participó como militar en la Guerra de Independencia y llegó a obtener en las campañas contra Haití el grado de coronel, un alto grado a una edad muy joven.
Añade que Contreras estaba en la Reserva cuando se produjo la Anexión, que él apoyó, firmando un documento de los militares de Moca, porque era santanista. Sin embargo, cuando se plasmó ésta, en marzo de 1861, y se enteró de la situación que existía en Cuba y Puerto Rico con las tropas españolas, dirigió ese movimiento en contra.
Hay otra leyenda, y es que ese fue un intento de rebelión para restaurar la República. Yo, que tengo la sumaria, enorme, donde a cada uno lo interrogan y casi todos eran mulatos o negros José Contreras era blanco-, he planteado que el movimiento tuvo un móvil más racial que patriótico, porque no hubo proclama, y si la lanzaron, nadie la conoce. Sin embargo, en los interrogatorios se insiste mucho en el problema racial, era la pregunta que hacía el fiscal y ellos se referían al temor que tenían de que se estableciera la esclavitud que se mantenía en Cuba y Puerto Rico.
Cordero Michel recreó en un mapa la Moca de esos años y explica la forma del ataque, que sería por tres cuestas localizadas hacia el Norte: la antigua calle Separación (hoy Presidente Vásquez), la Rafén Michel (actual Antonio de la Maza) y La Cuesta de la Piedra. Se dividieron las fuerzas armadas, asaltaron el cuartel, hubo combate a machete, sablazos, en ausencia del comandante Juan Suero (el Cid Negro) y al éste regresar, como a las once de la noche, entró como una tromba junto a unos cuantos oficiales. Mató algunos rebeldes y el resto pudo escapar. En la trama, agrega, había unos 145 complicados, la generalidad era labradores, campesinos, casi todos de color, de un sitio que se llama Paso de Moca. De eso habla Adriano López Molina en su libro La segunda reincorporación de Santo Domingo a España, donde dice que la población de Moca era belicosa y que la anexión podía provocar problemas, por la composición étnica de sus pobladores.
CANTIDAD DE BIENES RURALES
José del Carmen Contreras y Alonso (alias José Contreras) agrega a su valor el mérito del desprendimiento en pro de la causa que defendía. Poseía cantidad de bienes rurales, fincas, parcelas, tierra, solares, ganado, caballos, cerdos, según se desprende de su testamento en el que declaró ser cristiano, apostólico, romano, hijo legítimo de Francisco Contreras y Dolores Rodríguez, naturales de Montecristi, de donde también soy natural.
Dijo haber casado en la Facie Eclesie una sola vez con la mujer que actualmente poseo, la señora Juliana del Rosario, con quien procreó a Antonio, Celestino y Salutiana. Luego de detallar sus propiedades y deudas, citar acreedores, asignar posesiones pide, casi camino del patíbulo, que por muerte mía y en bien de mi alma, se me mande a decir dos misas y de las demás que mi esposa pueda, y que creía en el Augusto Misterio de la Santísima Trinidad y en las que crea y confiesa Nuestra Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica, regida por obra del Espíritu Santo. Fue fusilado el 19 de mayo de 1861.
LA CALLE
Desde principios de los años 40 del siglo pasado, se designó con el nombre de José Contreras a la calle que es prácticamente una continuación de la avenida Bolívar, con la que forma un pantalón antes de llegar a la Máximo Gómez, en glorificación del bravo coronel dominicano, mártir de Moca en 1861, según la descripción de Luis E. Alemar. Se extiende hasta la avenida Italia.