La forma de Gobierno que reivindica el pensamiento político del doctor José Francisco Peña Gómez, el líder dominicano de la social democracia internacional, se encuentra identificada en la administración del presidente Luis Abinader y fue asumida orgánicamente por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), un desprendimiento del glorioso PRD.

Al margen de que en la presente gestión laboran la mayoría de descendientes, amigos y allegados del extinto líder del otrora PRD, desde el Gobierno se hacen denodados esfuerzos por afianzar los tres principios básicos del ideario peñagomista: ética y transparencia, lucha contra la corrupción y el plan de desarrollo social “primero la gente”.

Pero José Frank Peña Guaba, el hijo mayor de Peña Gómez, no admite esa realidad y ha optado por convertirse en la absoluta negación política de su padre; sirve a sus peores enemigos, aquellos que desataron el odioso racismo antipeñagomista, autores junto a Balaguer del fraude electoral comprobado que impidió, por negro, el acceso al poder de Peña Gómez; a aquellos que, junto a Vincho Castillo y el PLD, desarrollaron una campaña cuestionando la nacionalidad dominicana de Peña Gómez, acusándolo de fomentar la unificación con Haití y de tener vínculos con el narcotráfico.

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Peña Guaba ha involucionado como armador de la candidatura de Leonel Fernández, tratando de organizar una coalición opositora con pretensiones de sacar del poder a Abinader y el PRM, sin consideración de que su hermano, Tony Peña Guaba, y otros consanguíneos y parientes forman parte del gobierno; y olvida deliberadamente que su nuevo jefe político, Fernández, fue el beneficiario directo de todo aquel “montaje sucio y racista”, como lo calificó su propio padre.

En su afán por volver a la Lotería, Peña Guaba olvida adrede que Fernández llamaba “fósil” y “mono” a su glorioso padre, y que durante un mitin peledeísta, con Fernández de orador principal, se exhibió a un león con un primate en la boca, simulando que Leonel se comía a Peña Gómez.

El último fracaso de Peña Guaba fue pretender usar ahora al PLD como conejillo de indias aliado de Fernández para suplirle al FUPU su falta de candidatos para las elecciones municipales de febrero. Realmente, apesta.

Peña Guaba, el escudero de Fernández y la FUPU, ha pasado a ser la negación rotunda de la doctrina peñagomista.