Cuando algo no se mueve empieza a mirar.
El silencio es vacío. El sonido, plenitud.
Contra nuestra unión conspira todo, poesía.
Lo ignorado se opone a mis ganas de vivir
Y se resuelve en parca, procesión, velorio infame.
Cada paso lastimado se resiste a mi descanso.
La pantalla, caos. La pantalla, degüello.
La pantalla como espejo de la insumisión.
La pantalla desparrama sus líquidos en violencia.
Los egipcios mientras en la Plaza Tahrir
se retuercen por ser libres de no plena libertad.
En medio del camino me denuncia lo transido,
de la misma manera, con desprecio quizás,
un vendedor anuncia su presea en un mercado.
Todo conspira contra nuestro amor, cultura.
Un tsunami de vocablos en el reino digital,
y el sentido se desliza de la forma de lo sido
y se arrulla en sorderas de vacío y de no ser.
Palabras en la boca a la hora de la luna.
Cuando algo no se mueve empieza a sospechar.
Pero nada será dicho ni develado.
El sonido es vacío. El silencio plenitud. José Mármol, Palabra y vacío, en Yo, la isla dividida.
Hace unos días recibí de mi querido amigo de larguísima data, José Mármol, Jochy, sus últimos libros publicados en 2020 y lo que va de 2021. ¡Seis libros en año y medio! ¡Dios! ¿Cómo lo hace, si trabaja duramente en su posición ejecutiva del Grupo Popular? Envidio su enorme capacidad de trabajo que va desde el trabajo administrativo y dirigencial hasta el pensamientoprofundo de autores como Nietzsche y Bauman.
- Celebración de la imagen (poemas)
- Yo, la isla dividida. Poemas.
- El concepto de poder en NIETZSCHE
- Parodia identitaria y escritura poética (conferencias)
- Identidad en la modernidad líquida globalizada
- Decir y hacer. Entrevistas sobre literatura y pensamiento.
En este Encuentro, que aparece después de las madres, me voy a enfocar en sus dos libros de poesías. Amante de la poesía como soy, los leí los dos con avidez y me vi reflejada los sentimientos profundos de mi propia alma en cada uno de sus versos, como fue el caso del poema que encabeza este Encuentro. Como dije en uno de mis artículos anteriores, la soledad de esta terrible pandemia me ha obligado a refugiarme en las palabras.
El libro “Celebración de la Imagen” es el producto “de la palabra solitaria, en cuyo sentido y sonoridad queda manifiesta la huella, el vestigio del testimonio visual conque alguna vez se maridó.” Nos invita el poeta y amigo a “descubrir en ellas el indicio que, de las imágenes cantadas, la escritura va entretejiendo, como en un tapiz, cuyo significado desborda y trasciende los límites impuestos al individuo, la sociedad, la cultura y la historia.”
“No temas a las anchas y tersas superficies de lo inmóvil.
No importa si de agua, de nubes, de nostalgias.
No importa si de arenas amarillas o de olvido.
Deja que las toque, delgadísima, la punta de tu pie.
Que adivine tu pisada la maravilla de un tal vez o de un acierto.
Nada importe más a tu aventura
que el coraje y la ilusión conjugados en el paso.
No temas. No te importe nada.
Algo habrá de sostener al infinito en lo infinito.” 3, “Celebración de la Imagen”.
Aquí me imaginé caminando en la playa. La arena que envuelve mis pies, a la espera de que una
ola inoportuna los limpie, para volver al mismo proceso. Al leer este poema me sentí
maravillada de cómo una aventura cotidiana es capaz de elevar el alma del poeta.
“La luz tiene la culpa de todo cuanto esplende.
La luz no se arrepiente de lo que nace y muere.
¿Qué podría acontecer y cansada la tiniebla?
¿De qué color, de qué forma el instante que siga
a la postración sumisa de la noche contra el alba?
¿De qué mayor secreto están hechos los pequeños misterios cotidianos?
La luz tiene la culpa del fulgor y del espanto.
La luz tiene la culpa y la mirada es su condena.” 5, “Celebración de la Imagen”.
Aquí, en este breve poema describe el poeta el misterio del atardecer, de la transformación del
día a la noche. De ese proceso de cambios maravillosos del día: el amanecer, el atardecer y la noche. Como es la vida. Yo, por ejemplo, estoy consciente y feliz de que vive en ese mismo proceso del tiempo, el cambio de mi adultez a la vejez. Estoy, sin duda alguna, en el atardecer de mi existencia.
Finalizo este encuentro con un hermoso poema de amor. En el que el poeta desgarra su alma y su corazón para cerrar un evento pasado. Gracias querido Jochy por esos versos que llegaron a mi alma.
En el tiempo de tus verbos,
en el modo de tus sueños,
en los aires de tu boca, de mañana,
soy pretérito imperfecto, un capítulo cerrado
de novela sin autor.
Era mucha la luz en tus ojos apagada.
Era tanta distancia la que nos desencontraba.
Era enorme la risa en tus labios congelada.
En mis viajes de insomnio me cuestiono,
Compungido,
Acerca del lugar al que la dicha emigra,
acerca del señuelo que movía en tus caderas
los pequeños demonios del deseo.
La forma despiadada en que se redujo a nada
la promesa de sortear, de la mano, las derivas.
Ya no estoy en lo que tocas,
no aparezco en tus paisajes,
y si acaso extraviaras una huella en tu destino,
otro nombre mentarías, reposada en tus rodillas.
Déjalo así, como en la foto,
Al tiempo y sus meandros los recuerdos y los días.
Soy, a qué negarlo, cuando hablas,
Pretérito imperfecto, un poema terminado, José Mármol.
Un poema terminado, en Yo, la isla
dividida.