II
Sepultado en el olvido, como en la tierra sus huesos, las generaciones de dominicanos olvidan las actuaciones de Juan Alejandro Acosta y Bustamante, héroe naval desde los tiempos de la colonia hasta los enfrentamientos con los haitianos para lograr la independencia de la República.
Era hijo de María Baltazara de los Reyes Bustamante, mujer de extracción humilde que se entregó con valor, abnegación y entusiasmo a la causa independentista.
Portando un fusil, esta extraordinaria guerrera dijo presente el 27 de febrero de 1844, fecha de proclamación de nuestra Independencia.
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Fue amigo íntimo del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, que fue su maestro y orientador. Puede considerarse el héroe naval más grande y más puro de cuantos ha tenido la Republica Dominicana.
En el año 1843, cuando las huestes haitianas emprendieron una encarnizada persecución contra Duarte, lo ocultó en la casa de su valerosa madre y luego contribuyó a embarcarlo clandestinamente para el exterior, en una barcaza propiedad del capitán Findlay, sin importar los riegos que corría, sin pedir nada a cambio, únicamente motivado por su sentimiento de sincera amistad hacia el Padre de la Patria.
Comandando la goleta Leonor, el primer buque que navegó con bandera dominicana, bergantín en el cual viajó a Curacao a buscar a Duarte y al otro patricio, Francisco del Rosario Sánchez.
Además, capturó el primer buque de guerra enemigo y se distinguió en la guerra marítima contra Haití. Sus valiosos servicios no se limitaron a la guerra de Independencia, sino que en el año 1857, cuando la revolución contra Buenaventura Báez, se distinguió contra el titular de la presidencia.
Juan Alejandro se opuso de manera militante a la anexión a España, y al materializarse la enajenación de nuestra soberanía a los españoles, disolvió la marina y se retiró a su hogar. Restaurada la anexión del yugo español, enfrentó al Gobierno de Báez, y participó en todos los movimientos en su contra, situación que le valió la expulsión del país.
¿Cuántos dominicanos conocemos de las hazañas, de los sacrificios de nuestros marinos en defensa de la Patria?, y por qué no decirlo, cuántos ignoramos los nombres de los hombres de mar que lucharon en la consecución de la Independencia en 1844. Juan Alejandro, al igual que su madre, María Baltazara, murió pobre y sin que sus méritos sean apreciados por los diferentes gobernantes.
El contralmirante fallecido César De Windt Lavandier y Carlos Aníbal Acosta Piña, un aficionado de la historia, son de los pocos dominicanos que han promovido la conveniencia de que Acosta Bustamante sea colocado en el lugar que con justicia le corresponde en nuestra historia.