Juan Pablo Duarte Díez Independentista restaurador

Juan Pablo Duarte Díez Independentista restaurador

La Victoria Milagrosa

Eran pocos los dominicanos que creían el 27 de febrero de 1844 que podían vencer a los haitianos, comandados en una buena parte por oficiales veteranos de las guerras contra los afamados ejércitos napoleónico y británico durante la llamada Revolución Haitiana que se inicia con la rebelión de los esclavos el 21 de agosto de 1791 y termina con la declaración de la independencia el 1 de enero de 1804.

A esto hay que sumarle el hecho que eran unos 40,000 los que estaban en edad de combatir, de 16 a 60 años, y los dominicanos en las mismas condiciones 15,000, aproximadamente.

¿POR QUÉ FRACASARON?

a) Las luchas internas por el poder que tuvieron lugar en Haití desde el derrocamiento de Boyer en 1843 hasta el ascenso de Faustin Soulouque en 1847 debilitaron a los haitianos. En este período, hubo cuatro presidentes: Charles Hérard, Philippe Guerrier, Louis Pierrot y Jean-Baptiste Riché.

Contrariamente a lo sucedido en Haití, los pobladores de la parte oriental no se enfrascaron en luchas fratricidas que tuvieran como consecuencia muchas muertes en combate hasta la llamada Revolución de Julio de 1857, cuando ya había terminado la Guerra Domínico-Haitiana, por lo que concentraron todos sus esfuerzos bélicos en el período 1844-56 en derrotar al invasor haitiano.

b) El aumento de la producción agrícola en la parte oriental de la isla durante la ocupación haitiana. La cantidad máxima de tabaco exportado por Haití durante los años 1816-21 fue 97,600 libras en 1820. Al ocupar el Santo Domingo Español en 1822, las exportaciones haitianas se elevaron a 588,957 y en 1835 a 2,086,606, porque se les sumaron las producidas en el territorio ocupado.

Lo mismo aconteció con la caoba. En 1819, se exportaron 141,577 pies. En 1822 la cantidad se elevó a 2,622,277 y en 1835 a 5,413,315.

c) El mejoramiento de la economía de la parte oriental de La Española a través del crecimiento de la producción de los mencionados artículos agrícolas y de otros hizo posible que los dominicanos tuviesen suficientes recursos para costear la Guerra Domínico-Haitiana: 1844-56.

Por el contrario, diversos acontecimientos ha bían afectado la cada vez más debilitada economía haitiana a partir de la década de 1790, tales como los combates durante la Revolución Haitiana; el terremoto en la parte norte de la isla que causó cuantiosos daños en Cabo Haitiano y La Vega en 1842; el incendio del barrio de los comerciantes en Puerto Príncipe en 1843; las luchas de los negros dirigidos por los Salomon contra los mulatos; la rebelión de los campesinos en el Sur encabezados por Jean-Jacques Accau en 1844 y otros factores perjudiciales a la economía como la continua pérdida de poder adquisitivo de la moneda haitiana, por lo que en el período 1844-56 los gobernantes haitianos no tuvieron los medios financieros para abastecer adecuadamente a los soldados que iban a los frentes de batalla en la parte este de la isla, siendo el desabastecimiento una de las causas de muchas deserciones.

d) La mayoría de los soldados haitianos eran reclutados a la fuerza, y no estaban suficientemente motivados como para arriesgar sus vidas en el territorio dominicano por algo que en el plano personal no los beneficiaba.

Fue distinto el caso de los dominicanos, quienes estaban más motivados para combatir, ya que estaban defendiendo su territorio, sus bienes, sus familias, su modo de vida, su libertad como individuos y su independencia como pueblo.

La unidad del pueblo contra el invasor haitiano se mantuvo durante toda la Primera República, 1844-61. Se pueden contar con los dedos de las manos los traidores criollos que colaboraron con los haitianos.

e) Todos los sectores de la sociedad dominicana apoyaron la lucha independentista, debiéndose destacar la participación de las mujeres y del clero. Juan Bautista Alfonseca hizo del merengue un instrumento de la lucha independentista entre las clases populares.

f) La contribución económica de comerciantes extranjeros radicados en la República Dominicana,

g) El apoyo financiero, político y/o militar de ciudadanos extranjeros, mayoritariamente franceses y venezolanos.

h) El apoyo moral dado por Inglaterra y Francia al reconocer el Estado dominicano en 1848 y 1852, respectivamente, y al imponer, junto con los Estados Unidos de América, en 1851, una tregua al gobernante haitiano Soulouque.

i) El mejor desempeño de las Fuerzas Armadas dominicanas.

Entre otros factores de carácter militar que influyeron en la victoria dominicana, podemos citar, además de la mayor moral combativa, mandos militares más capaces, errores cometidos por la jefatura haitiana entre los cuales sobreestimación de sus fuerzas, la incorporación al Ejército y a la Marina de Guerra dominicanos de oficiales extranjeros con experiencia bélica, predominando entre ellos los de ciudadanía francesa, seguidos por venezolanos, italianos y otros foráneos.

El rol importante de la Marina de Guerra en la consolidación de la independencia, se muestra en los siguientes hechos:

a) La Batalla de Tortuguero, en la que el 15 de abril de 1844 dos goletas criollas bombardearon las trincheras haitianas en Azua y tres embarcaciones enemigas encallaron al tratar de evitar los cañonazos de las dos embarcaciones dominicanas;

a) Bombardeo de ciudades costeras haitianas. Se les bombardeó para evitar que desde ellas saliesen tropas a reforzar a los soldados haitianos que estaban siendo atacados por dominicanos en lugares cercanos;

b) Utilización de los barcos dominicanos en el transporte de soldados, correspondencia, municiones, armamentos, medicamentos, alimentos y suministros en general;

c) Las embarcaciones de la Marina de Guerra Dominicana impedían que barcos haitianos llevasen suministros a los militares de su país que se encontraban en suelo dominicano;

d) Apoyo con sus cañones a operaciones de la infantería contra tropas haitianas que se encontraban ocupando partes del Sur dominicano o que se estaban desplazando hacia los lugares donde estaban teniendo lugar batallas;

e) Protección de los puertos criollos para impedir su bloqueo por barcos de guerra del enemigo.

Todos esos factores hicieron que el cónsul francés Saint-Denys calificara de “casi milagrosa” la victoria de los dominicanos.

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