Los Ángeles, EE.UU. «Juego de Tronos» triunfó en la fiesta de los Emmy al convertirse este domingo en Los Ángeles en la Mejor serie dramática del año, un premio con el que «Mad Men» quería despedirse para siempre de sus fans.
La serie fantástica sobre la lucha por el poder entre siete reinos puso fin a cinco años de espera para que la Academia de la Televisión de Estados Unidos, que entrega los Emmy, reconociera su calidad y su rotundo éxito desde 2011.
«Juego de Tronos» celebró además la segunda victoria consecutiva de Peter Dinklage como Mejor actor de reparto por dar vida a Tyrion Lannister, además de los premios a Mejor guión y dirección. «Mad Men» no pudo emular la hazaña de «Breaking Bad» del año pasado.
La serie afrontaba la gala con la esperanza de poner el broche de oro a una historia que acompañó a los espectadores durante ocho años. Al final tuvo que conformarse con el premio que ganó su protagonista, Jon Hamm, un ajuste de cuentas que los Emmy tenían pendiente desde 2008.
El actor encarnó de forma sublime al seductor y atormentado Don Draper, un publicista del Nueva York de los 60 que intenta dejar atrás su pasado. Su carisma profesional contrastó con su desinteresado papel como padre de familia numerosa.
«Es imposible haber hecho este programa con este elenco tan increíble, esta gente increíble y este equipo increíble», afirmó entusiasmado en el teatro Microsoft. Sus compañeras de reparto no tuvieron la misma suerte.
Los Emmy dijeron adiós a los personajes de Peggy Olsen y Joan Harris sin haber recompensado una sola vez a sus actrices, Elisabeth Moss y Christina Hendrix, que optaban a los premios principal y de reparto. La 67ª edición de la ceremonia vivió un momento histórico cuando Viola Davis subió al escenario convertida en la primera artista negra que se impone como Mejor actriz dramática por su papel de astuta abogada en «How To Get Away With Murder».