Al igual como ocurrió con la Matanza de Paya en agosto del 2008, donde siete colombianos vinculados al tráfico internacional de drogas fueron raptados y posteriormente asesinados en un cañaveral, la ejecución de cuatro hombres cuyos cuerpos aparecieron en un solar baldío donde operaba un matadero en el municipio de Rancho Arriba, en San José de Ocoa, nos recuerda de la peor manera posible que el narcotráfico, que ha echado raíces profundas en República Dominicana, tiene los juegos pesados.
Versiones que circulan entre vecinos de la zona indican que las víctimas se habrían encontrado un alijo de cocaína al que le estaban buscando mercado en San José de Ocoa, pero cuando aparecieron los verdaderos propietarios de la “mercancía” se negaron a devolverla, lo que pagaron con sus vidas.
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Hasta ahora la Policía solo ha dicho que las víctimas, tres de las cuales tienen historial delictivo vinculado al microtráfico, fueron ejecutados la madrugada del sábado con armas de grueso calibre por personas ligadas a la venta y distribución de drogas en la zona. y que para “fines de investigación” están detenidos el propietario del matadero y varios haitianos que trabajan allí.
Ojalá que las autoridades del Ministerio Público y la Policía que llevan las pesquisas del caso pongan todo su empeño en esclarecer el múltiple crimen, apresen a los responsables, y los sometan a la justicia. Aunque algunos familiares tienen el temor de que por tratarse de un pleito por drogas, de narcotraficantes matándose entre ellos, no se esfuercen lo suficiente y todo se quede de ese tamaño, mientras “el olvido que todo destruye” hace el resto del trabajo sucio. Pero solo hasta que se produzca otra matazón y el narcotráfico vuelva a recordamos, como en Paya y en Rancho Arriba, en San José de Ocoa, que tiene los juegos pesados.
De vacaciones.- Como siempre para estas fechas, tomaré unas merecidas vacaciones. Espero encontrarles cuando vuelva. Un abrazo y un hasta luego.