NUEVA YORK.- El hispano Juan Manuel Merchán, nacido en Colombia y traído por sus padres a Estados Unidos a los 6 años de edad, es el juez ante quien comparecerá en la corte este martes el ex presidente Donald Trump para ser imputado por el presunto pago a la actriz porno, Stormy Daniels.
El magistrado, según The New York Times, creció en un ambiente humilde en Jackson Heights-Queens, fue repartidor de comidas, lavaplatos y gerente nocturno de un hotel.
Es el menor de seis hijos de un militar que trabajó en los servicios de inteligencia en Colombia, es el primero de su familia en ir a la universidad y graduarse en 1994 de Derecho en la Universidad de Hofstra, en Long Island-NY.
Trabajó como auditor interno en la Corporación de las Naciones Unidas para el Desarrollo y, tras graduarse, comenzó su carrera legal como asistente de la fiscalía de distrito de Manhattan en la década de 1990.
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En 1999 pasó a trabajar en la fiscalía general del Estado de NY, donde hizo carrera hasta que fue nombrado juez del tribunal de familia en el distrito de El Bronx en 2006.
En 2009 fue designado para su puesto actual de juez interino en el tribunal de primera instancia, que en NY se conoce como Corte Suprema.
Trump ha dicho que el juez Merchán lo odia, recordando que nunca antes se ha imputado a un expresidente del país, y sobre el fiscal que lo acusa lo califica de “racista” y de odiar a los Estados Unidos.
Este mismo juez condenó a la Organización Trump a pagar una multa de $1.6 millones, la más alta que podía imponer por los 17 cargos de fraude fiscal de los que la empresa había sido declarada culpable por el jurado.
Muchos juristas neoyorkinos describen a Merchán como alguien preparado, comedido, ha sido catalogado de ser justo, ético en sus fallos y seguir de manera adecuada los procedimientos. “Su fidelidad a la ley y a hacerlo bien le otorga este tipo de propósito moral de lo que está haciendo que sea un placer practicar frente a él”, sostienen abogados.
Para cualquier acusado en NY, ya sea pobre o rico, responder a cargos penales significa que se le tomen sus huellas dactilares, se le fotografíe (fichar), responda a preguntas básicas y le lean los cargos. Un acusado pasará varias horas detenido para luego ser transferido ante un juez.
Se espera un proceso relativamente rápido, así como una liberación sin necesidad de fianza. Es poco probable que sea llevado esposado o camine en medio de una multitud hacia el tribunal, se informó.