Julián Amado, ¡que en la gloria descanse!

Julián Amado, ¡que en la gloria descanse!

Últimamente, el destino ha sido cruel con los artistas dominicanos, de gran talento y cualidades morales. Partieron Elvis Avilés, Jorge Pineda y ahora Julián Amado.

A los artistas dominicanos, hay que auxiliarles más con las enfermedades letales, su prevención, su tratamiento. No solamente el arte contemporáneo está de luto, sino toda la comunidad sensible.

Si en nuestro país existía un artista a quien la providencia le brindó todos sus dones generosamente, ese artista era Julián Amado Ortiz Pérez –para el estado civil-, pero que para nosotros es simplemente Julián Amado.

Superdotado, con “mano maestra”, él aúnaba consciencia profesional y soberbia facilidad con una imaginación fecunda, una alta espiritualidad, una vasta cultura. Además, dueño de tantos recursos, nunca se ha extralimitado y, por más extraordinarios que sean sus logros y sus obras, siempre ha permanecido en los límites de la reserva y la rectitud.

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Celebran sus virtudes como ser humano, su generosidad, su modestia, su vocación por enseñar, y mucho más… dentro de su personalidad.

Ahora bien, la tragedia de su fallecimiento ha sido más conmovedora aun por su selección brillante en la XXX Bienal Nacional de Artes Visuales. Ha sido el único artista seleccionado con sus tres obras y en una misma categoría, el dibujo. Ojalá su alma disfrute esta gloria… A los dos días de su partida, se anunciaron los resultados.

Perfil y carrera

Julián Amado nació en Santo Domingo, en 1964. Realizó estudios de licenciatura, educación superior y maestría en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, siendo desde 1990, profesor de dibujo, pintura y diseño gráfico en la Facultad de Artes de este centro de estudios.

Desde 1987 hasta 2007, ha participado en más de 25 exposiciones colectivas, presentando su primera y excelente muestra individual “Claves de ser”, en el 2008. Además, ha obtenido numerosos galardones por su obra plástica y publicitaria, tales como reconocimientos en el Concurso Creatividad 2000 del Listín Diario, así como el Primer Premio de Dibujo en la XXII Bienal Nacional de Artes Visuales y Mención de Honor en la siguiente.

De una capacidad excepcional, fue un artista totalizante del dibujo, virtuoso tanto en la anatomía como de la naturaleza -vegetal incluida-., ilustrador perfeccionista y elocuente como muy pocos, intérprete de temas históricos, míticos, científicos… Alcanzando la meticulosidad del mejor clasicismo, sublime en el claroscuro, Julián Amado parecía retar todas las dificultades y apostar por lo imposible… Lo que no le impidió llevar su neoclasicismo a la expresión contemporánea, así sus dos fascinantes dibujos del Concurso del Museo Bellapart, últimas obras que hemos visto.

Obras sobresalientes

Entre los dos dibujos seleccionados, a tinta, en blanco y negro, “La mano que mece la luna” y “La insoportable levedad”, dificultoso era elegir el Premio. Ganador fue el segundo, finamente comentado: “Por su impecable ejecución técnica y formal en una poética virtual en lo que el virtuosismo está al servicio de la imaginación superando lo ilustrativo, a través de una versión personalísima de una metáfora”.

Estamos ante una figuración lírica y onírica, que privilegia la textura y la tesitura del ambiente, al mismo tiempo que la homogeneidad de superficie juega con la (des)construcción del sujeto, y reina el misterio… Tenemos la impresión de que la materia debe pasar por el negro para convertirse en luz… Hay rigor, reflexión, dramatismo, y la precisión aparente del realismo se vuelve casi fantasmagórica. Bastan tres palabras: una obra maestra.

Si nos referimos al dibujo mágico de Julián Amado – y es solamente un análisis escueto por la falta de espacio-, su pintura también provoca la admiración, justamente por conservar la excelencia e intensidad dibujística en un contexto cromático, y con la resonancia del color. Hay un conjunto de diez obras, con la “casa del abuelo” y la fachada de una casa barrial, que emiten limpidez y palpitaciones tonales, ligereza y sustanciosidad.

Se fue Julián Amado: su obra quedará en la historia del arte dominicano.

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