Dice herramienta “no es pecaminosa en sí misma”, pero llama a revisar experiencias de Chile y México, donde hubo traumas en su implementación que perjudicaron
El expresidente de la Cámara de Diputados Julio César Valentín afirmó ayer que con el proyecto de ley que regula los Fideicomisos Públicos hay que tener la precaución de que no pueda enajenarse el patrimonios del Estado, sin que participen los poderes Legislativo y Ejecutivo.
Valentín dijo que los fideicomisos “no son pecamisos en sí mismos” si son implementados sin traumas y se revisan las experiencias de otros países. El también exsenador de la provincia Santiago sostuvo, en una nota del programa Reseñas, que es necesario revisar las experiencias sobre fideicomiso de Chile y México, donde ha habido serios traumas en su implementación que han perjudicado esos Estados.
“No estoy diciendo que estamos en contra, pero hay que cuidar que no puedan enajenarse patrimonios públicos en los fideicomiso sin la participación del Congreso y el Poder Ejecutivo y que no se alteren los principios de la transparencia, del acceso a la información pública”, expresó Valentín.
El exlegislador entiende que el Estado debe tener la suficiente fortaleza para arbitrar la economía, no para limitarla, pero sí para ser capaz de permitir que los más poderosos no afecten la posibilidad de que se promuevan políticas públicas que beneficien a los sectores más vulnerables.
Indicó que es partidario de cualquier iniciativa que posibilite que Pedernales y las riquezas de la zona puedan desarrollarse y generar bienestar, sin dañar el medio ambiente y sin que continúe la migración a hacia la capital.
Valentín, que hace poco renunció del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), recordó que cuando esa organización votó por una ley de fideicomiso, que propone sea modificada, para que establezca que cualquier proceso de enajenación no sea decisión de tres o cinco personas.
“Yo sugiero que la ley diga que el Estado no tendrá menos de tres integrantes, es decir, siempre voy a defender una participación protagónica, no que ahogue al sector privado que es el que genera riquezas, pero sí que el Estado defienda el patrimonio público.