Lo llaman Kiko la Quema y es un presunto narcotraficante que ha ganado notoriedad pública porque el presidente Luis Abinader, en un gesto inusual, lo exhortó en su rueda de prensa La Semanal a que se entregue, ya que es una de las prioridades de la Fuerza de Tarea Conjunta que lo persigue “activamente”, como suele decir la Policía, y ya no encontrará quien le apoye y proteja. “Su lugarteniente está 29 (muerto en clave policial) y, desgraciadamente, parte de su personal también. Lo que a él le conviene es entregarse, porque ya no va a encontrar apoyo”, sentenció el mandatario.
Señalado por la Policía como un reconocido narcotraficante que encabeza “una poderosa estructura criminal” que opera en Cambita, provincia San Cristóbal, figura con varias fichas, pero según comunitarios la sangre de más de veinte personas ensucia sus manos. A pesar del extenso prontuario delictivo que se le atribuye ha logrado eludir por lo menos en diez ocasiones la persecución de las autoridades, que hasta el sol de hoy no han conseguido localizar su paradero; aunque nadie duda que cuando eso ocurra correrá la misma suerte de su lugarteniente, abatido a balazos hace unos días en un enfrentamiento con una patrulla policial.
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Por eso lo exhortó el presidente Abinader a que se entregue, y por eso le advirtió también que no encontrará ningún apoyo y protección, pues un teniente coronel de la Policía, encargado de operaciones en la comandancia regional San Cristóbal, fue apresado por supuestamente facilitarle información que le permitía eludir la persecución y hasta servirle de chofer. (Según la Policía, el oficial fue detenido por miembros del Dicrim cuando se disponía a llevarle alimentos al prófugo).
Pero Kiko la Quema ha hecho caso omiso a la advertencia a pesar de ser consciente, como todo el mundo, de que es el principal protagonista de otro intercambio de disparos anunciado, en esta ocasión –y para variar– por el propio Presidente de la República.