El Korfball es el único deporte capaz de poner a trabajar en equipo a hombres y mujeres, juega papel clave para reducir violencia de género en República Dominicana (Diseño Kevin Reyes).
Teniendo como bandera la mixticidad de conjugar en un mismo equipo a hombres y mujeres, el Korfball se ha convertido en el único deporte no sexista, capaz de alcanzar la integración y cooperación de ambos en un mismo tabloncillo de juego.
En un mundo caracterizado por la inequidad de género, el Korfball llega como esa opción de intermediación que permite a ambos jugar unidos, en equipo.
Uno de los aspectos que agrega valor a este deporte es que el equipo está compuesto por ocho integrantes, cuatro hombres y cuatro mujeres, pero además, la defensa se realiza entre el mismo sexo. Por tanto, los hombres marcan a los hombres, y las mujeres a las mujeres, esto despeja esa posibilidad de vulneración de derechos.
El balón debe ser pasado y no se puede avanzar con el mismo, mucho menos driblar o regatear, pero si deben encestar el balón la mayor cantidad de veces posibles en los dos cuartos de 30 minutos cada uno, o en los cuatro cuartos de 15 minutos por igual.
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Definitivamente, el Korfball rompe con el tradicional estereotipo de que hombres y mujeres no puedan jugar juntos, y mucho menos que la mujer sea el supuesto sexo débil.
Exceptuando Holanda, su práctica a lo interno de cada país sigue siendo minoritaria, pero su importancia en el cierre de esa existente brecha entre hombres y mujeres no deja de sentirse, sobre todo en países como República Dominicana en el que el feminicidio continua incidiendo cada año.
República Dominicana
La cantidad de países en que el Korfball se practica es de 68 alrededor del mundo y República Dominicana no escapa de esa cifra.
Para 2008, República Dominicana mostró, aunque de forma tímida, cierto interés en ese deporte, pero no es hasta el 2015, cuando el Estado dominicano logró traer dos técnicos de la Federación Internacional de Korfball (IKF), quienes durante dos semanas impartieron clínicas y encendieron la chispa a jóvenes del Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (ISFODOSU), los colegios Luis Muñoz Rivera y el Saint Joseph School.
Datos obtenidos por este medio, revelan que el país cuanta con una Federación de Korfball de la República Dominicana (FEKORD), presidida por el ex baloncetista del Club San Carlo, Francisco Rausell y la misma está integrada por las asociaciones del Distrito Nacional, Peravia, Puerto Plata, Barahona, San Francisco de Macorís y Hato Mayor. Otras que estarían en proceso de integración corresponden a las provincias San Cristóbal, La Romana, Pedernales y Montecristi.
Sin embargo, al pasar los años, no se ha visto una política pública dirigida en apoyar el Korfball, que además de la equidad de género ya se encuentra exportando jugadores hacia otras naciones. Lo que quiere decir que, la calidad está ahí.
La ausencia de apoyo estatal ha sido tan notoria, que en 2018 República Dominicana obtuvo la clasificación para el Mundial de Korfball del 2019 como único representante del continente Americano y no pudo asistir por falta de apoyo económico para costear los gastos de un equipo potencialmente ganador. Viéndolo así, es lógico que la federación de ese necesario deporte tampoco recibe los fondos necesarios que permitan su expansión y por ende su impacto en una sociedad que requiere del mismo.
El Korfball para República Dominicana, recibiendo el impulso necesario, podría estar dentro de los principales escenarios deportivos del mundo; pero incluso llegar a niveles de popularidad como las que gozan el béisbol, voleibol y baloncesto en el país.
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A pesar de que Holanda es el país rey en Korfball, República Dominicana lleva sobre sus hombres varias posiciones en eventos internacionales enfocados al mismo. Desde primeros lugares, sub campeonatos y lugares en las cuarta y quinta posición. Esto influye en el ranking mundial por categoría.
Como en otras facetas, el dominicano pone su sello y provoca el interés mundial hacia esta isla de azúcar y melao, por lo que, desde 2017 ya contamos con jugadores formando parte de ligas como la Catalana de Korfball en España; Barcelona; Portugal y en la tierra origen de este deporte, Holanda.
Es tiempo de apuntar políticas públicas en la que se brinden espacios para que el Korfball impacte los sectores del país a través de su federación y asociaciones, sin lugar a dudas que ayudará a reducir los altos niveles de violencia de género e inequidad de hombres y mujeres.
De igual modo, el Comité Olímpico Dominicano (COD) tiene en frente este deporte como posible captador de medallas a nivel internacional; razón por la que urge poner mayo impulso en mejorar el alcance de su práctica.
Orígenes
El Korfball tiene sus orígenes en el año 1902, es decir, aproximadamente 120 años de historia, cuando fue recreado por el profesor holandés, Nicolas Broekhuysen, quien al viajar para ese entonces a Suecia vio a jóvenes de ambos sexos jugar de forma mixta para encestar un balón dentro un aro. También se le suele llamar “balonkorf” en determinadas regiones.
Es a partir de ese momento en que Broekhuysen decide aplicar reglas propias y utilizar un cesto en vez del aro; además de empezarle a llamar Korfball. Esto último, porque cesto en holandés se pronuncia como “korf”.
Detalles técnicos
El tamaño de la cancha para practicar Korfball es de 20 x 40 m (22 a 44 m); se divide en dos mitades. Cada extremo cuenta con un poste de 3,5 m (11,5 pies) de altura con una cesta en la parte superior. La pelota o balón tiene cierto parecido a la de fútbol.