¿Qué ha ganado política o moralmente el PRM con el insolente desplante que sus representantes en el Consejo Nacional de la Magistratura, el senador José Ignacio Paliza y la diputada Josefa Castillo, hicieron a la audiencia nacional, al Presidente Danilo Medina y a sus colegas del CNM, al ausentarse del solemne acto de juramentación de los jueces que ellos mismos ayudaron a escoger, tras largas y públicas jornadas juntos en el Palacio Nacional?
Me parece que nada; absolutamente nada ha ganado el PRM, tampoco Paliza y Castillo, individualmente, al asumir esa actitud levantisca, típica de fanáticos confesionales, la cual contradice el entendimiento razonable, la cortesía, la prudencia, la tolerancia y el buen sentido, valores que deben normar las relaciones entre rivales dentro de la democracia representativa.
Empero, quedó claro el contenido de la huida. Revela que el PRM se dio cuenta tardíamente que incurrieron en flagrante contradicción al participar en la escogencia de los jueces en el CNM, junto a Medina y el PLD, a quienes habían acusado reiteradamente de ganar la pasada elección de forma fraudulenta; que lo ideal hubiera sido no comer con ellos en el mismo plato institucional y boicotear al CNM, lo que representaba un camino de perdición ante el país. Paliza, brillante mientras recibía las preguntas por WhatsApp, y la Castillo lucían confundidos en los debates tras ser descubiertos y, evidentemente, no esperaban la cortesía dispensada. Terminaron legitimando al gobierno.
Además, el PRM constató que su reclamado reconocimiento como segunda mayoría electoral implica admitir que Medina ganó con el 62% de los sufragios y que el PLD es la primera fuerza de la nación.
No firmaron el acta final, no asistieron a la conferencia de prensa y se ausentaron de la juramentación. Actuaron como barbaros.