Caracas, (EFE).- La arepa, el plato típico de los venezolanos, se ha convertido en un nuevo elemento en el menú de recientes desencuentros entre el Gobierno del presidente Hugo Chávez y la empresa Polar, la mayor productora de bebidas y alimentos del país sudamericano.
El anuncio del organismo de propiedad intelectual del país de que Polar vendió la patente de la popular harina «P.A.N.» a una empresa canadiense con insinuaciones sobre su falta de venezolanidad, y las acusaciones de la empresa al Gobierno por las dificultades en el sector atizan la polémica.
El director del Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (Sapi), José Villalba, desveló que la canadiense Deutsche Tran Trustee Inc. compró la patente de la harina, la más tradicional e importante de cuantas se usan para hacer las arepas.
«Son empresas que tienen un discurso de venezolanidad a toda prueba y debería existir coherencia entre este discurso y su práctica corporativa. Pero, como hemos visto, el capital no tiene ética ni nacionalidad», manifestó Villalba sobre el mayor conglomerado del país, que emplea a 9.000 personas y contrata 2.000 proveedores.
Según el funcionario, la operación le permite a la compañía obtener legalmente divisas para pagar el uso de la marca, lo que, aseguró, han venido haciendo desde 2004 otras firmas que poseían marcas de tradición.
En Venezuela está vigente desde 2003 un control de cambio que limita y regula el acceso a las divisas, y que mantiene el precio del dólar en el equivalente a 4,30 bolívares, cotización que se duplica en el ilegal mercado paralelo.
Polar, por su parte, indicó en un comunicado que esa harina «siempre ha sido, es y seguirá siendo un producto venezolano» y que es elaborada en las plantas de las localidades de Turmero, estado Aragua, y Chivacoa, en Yaracuy (centro).
No aludió a la transacción con la canadiense y, en cambio, advirtió de que esas «sorpresivas declaraciones» buscan crear confusión en los millones de consumidores y «desviar la atención de los problemas por los que atraviesan actualmente los productores de maíz blanco para garantizar la materia prima nacional».
Polar aludió a «la difícil situación que afecta a la industria de harinas precocidas de maíz», que, aseguró, «está produciendo a pérdida, debido al ajuste insuficiente del precio del producto autorizado recientemente por el Ejecutivo».
El documento detalló que el maíz blanco incrementó su precio en un 30,43% -sin especificar el periodo al que se refiere-, mientras que el ajuste aprobado por las autoridades a la harina de maíz es de 20,47%. «No se reconoce el rezago en los precios del producto, se impide que la agroindustria cuente con una rentabilidad justa y se compromete seriamente la viabilidad del sector», sentenció Polar. Los desencuentros entre el Gobierno y Polar vienen de hace tiempo.
En noviembre de 2010, Chávez acusó al dueño de esa empresa, Lorenzo Mendoza, de pretender sacarlo del poder, y manifestó que no tenía previsto expropiarla en el corto plazo. «Ninguna huelga de Polar va a tumbar a Chávez».
Lo que «una huelga de Polar puede tumbar es a Mendoza», dijo en ese entonces el gobernante en su programa dominical «Aló Presidente», al responder un presunto reto de Mendoza. «Yo te voy a decir una cosa, Mendoza- yo en este momento no tengo ningún plan para expropiar Polar; no me interesa, en este momento, no sé si más adelante», expresó Chávez, quien en junio del año pasado le reclamó a Polar porqué sus camiones supuestamente vendían cerveza en «cualquier esquina» del país.
Las polémicas incluyen, además, la orden del Gobierno en febrero de 2009 de intervenir las arroceras, entre ellas la de Polar, así como la expropiación, en abril de 2010, de unos galpones y en enero pasado de unos terrenos del conglomerado. EFE