La asesora

La asesora

Claudio Acosta

Es comprensible que la Primera Dama, que ya pidió excusas por el error cometido, reaccionara apresurándose a negar que fuera empleada del gobierno, y mucho menos asesora de Comunicación de la Presidencia, quien se expresó con tanta torpeza y mal gusto criticando públicamente, por feos y mal vestidos, a periodistas y presentadores de televisión.

Y aunque esa no haya sido la intención de doña Raquel Arbaje, que negara sus vínculos con el gobierno le echó mas leña al fuego, a tal punto que en las redes sociales le respondieron publicando el decreto que la nombró y el jugoso salario que percibe.

Eso obligó a que se retractara, pero también a dejar bien claro que la funcionaria hablaba a título personal, y que el gobierno no comparte su opinión ni la forma de expresarla.

Pero ya el daño estaba hecho y las críticas llegan desde todas partes, sobre todo desde el propio gobierno, entre las que vale la pena destacar, la de la diputada del PRM por Santiago Soraya Suárez, quien a través de su cuenta de Twitter pidió a los funcionarios “que conecten su lengua a su cerebro” y le ahorren problemas innecesarios al presidente Luis Abinader.

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Y en otro tuit agregó: “Da pena y vergüenza que una profesional descalifique por belleza y trapos a colaboradores y trabajadores de la comunicación y la prensa. Desacertada y por demás falta de empatía con el mensaje del presidente Abinader y su tipo de gobierno. Póngase en sintonía, señora.”

Tan grande ha sido el alboroto, que la asesora tuvo que aclarar que no quiso decir lo que todo el mundo entendió, que fue sacada de contexto, la excusa favorita de los políticos del patio –oportuno es recordarlo– cuando meten la pata y no saben cómo sacarla.

Por suerte para el gobierno el episodio terminará olvidándose, pero tal vez nos ayudó a descubrir la razón por la cual, todavía a estas alturas, sigue teniendo problemas en materia de comunicación. ¡Está muy mal asesorado!