Desde hace muchos años se ha escuchado que la República Dominicana es un país rico; que su riqueza se evidencia en los recursos naturales, dígase, playas, lagos, ríos, bosques, en fin, que el turismo ecológico es la salvación. Pero, debemos preguntarnos, ¿la naturaleza solo nos brinda sus recursos para disfrutarlos por un día o un fin de semana?
La naturaleza que se exhibe en suelo quisqueyano nos brinda a través de su fauna y su flora una gran oportunidad que muy pocos saben: potencial biotecnológico. El artículo dos del Convenio sobre la Diversidad Biológica suscrito en 1992, estipula que por biotecnología “se entiende toda aplicación tecnológica que utilice sistemas biológicos y organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de productos o procesos para usos específicos.” En pocas palabras, la biotecnología es aplicar tecnología a todo aquello que tenga vida.
La primera vez que el Estado dominicano abordó aspectos sobre el tema fue, cuando en el año de 1985 el Poder Ejecutivo publicó el decreto 289, con el cual se creó el Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales, mejor conocido como IDIAF. El mismo se encarga de llevar a cabo la política de investigación y validación agropecuaria y forestal en el país.
Si se toma como ejemplo a los Estados Unidos de América se podrá apreciar que el sector biotecnológico es uno de los más dinámicos y estables. Solo en ese país norteamericano existe más de dos millones de trabajadores en el área, unas tres mil empresas relacionadas y se concentra el setenta por ciento de las investigaciones en la materia. Además, cuenta con centenares de patentes en el área.
Claro está, el progreso en el tema no resulta ser algo fortuito. El Gobierno norteamericano ha entendido la importancia para la humanidad que tiene el asunto y ha impulsado múltiples políticas con la finalidad de que la industria de este sector continúe desarrollándose. Para citar un caso, el entonces presidente Barack Obama incluyó en el 2009 dentro del paquete de estímulo, cinco mil millones de dólares adicionales para el NIH (NationalInstitute of Health) y estableció que al menos un 2,5% de los fondos federales de investigación debi´an ir a empresas de reciente creacio´n (start-ups), una medida que en 2010 inyectó más de seiscientos millones de dólares en pequen~as empresas biotecnolo´gicas.
Las respuestas a problemas de salud que antes eran ignoradas, hoy en día encuentran soluciones a través de la biotecnología. La creación de nuevos fármacos para enfrentar enfermedades que décadas atrás eran desconocidas es parte de la aplicación de la “tecnología biológica”. Los grandes descubrimientos que constantemente en ese sector salen a la luz pública se llevan a cabo a través de la biotecnología.
La denominada “crisis alimentaria” que tanto se comenta a nivel internacional y que en cualquier momento puede atacar a diversas naciones del planeta, encuentra un oponente poderoso en la biotecnología. El uso de esta tecnología para extraer organismos y crear procesos que aseguren la reproducción de frutos y vegetales es posible; es más, desde ya se está haciendo.