La buena educación

La buena educación

Bonaparte Gautreaux Piñeyro

Nuestro servicio a la Patria comienza con la educación de nuestros hijos, ello así, porque la misión fundamental de un hombre que se respete es servir a la Patria en todo momento, en todos los campos, en todos los escenarios.

Para ello hay múltiples modos de hacer que contribuyen a formar el carácter de un hombre, de un verdadero hombre. Siempre repito la fórmula del doctor Albert Schweitzer, médico y filósofo, quien prescribió una formula excelente para la crianza de un niño, pese a que no tuvo hijos, cuando dijo que la buena educación se ofrecía con tres fórmulas muy sencillas: la primera, con ejemplo; la segunda, con ejemplo; y, la tercera, con ejemplo.

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Por ello, la paternidad irresponsable es un pecado sin perdón. La presencia del padre es fundamental en la familia y la presencia permanente de la madre es el perfume que mantiene la unidad familiar.

Los muchachos, en grupo, son capaces de cualquier diablura, basta con que un bravucón más tiguere, más rejugado, más osado, proponga algo inusual, para que todos, por temor o por complicidad, lo respalden, como ocurrió aquella tarde en la playa.

El ingeniero boricua Félix Benítez Rexach, constructor del muelle de Barahona en 1950, obra que sustituyó la obsoleta estructura de madera. Al mismo tiempo se dragó un canal más profundo para el ingreso de buques de mayor calado que serían cargados con grandes sacos de azúcar crudo.

Benítez Rexach construyó una pequeña casa en la playa al norte del nuevo muelle en la cual vivía mientras duró la construcción.

Uno de los mayores del barrio registró los bolsillos de un joven de otro grupo, halló la entonces fortuna de 32 pesos y nos contó a todos los más pequeños donde había escondido el dinero de Rafael González Pimentel, quien avisó a la guardia, cuyo cuartel del Ejército quedaba a 100 o 200 metros, vinieron los soldados y ¡qué bueno! por casualidad quien escondió el botín lo halló y colorín colorado, este cuento está acabado.

Pues no, tan pronto llegué a casa le informé a mamá y a mi abuelita Rosario Piñeyro que en lo adelante me alejaría del grupo y no lo frecuentaría, como en efecto.

Como parte de las enseñanzas familiares no debía ni podía llegar a casa con dinero o ningún objeto cuya procedencia no fuera genuina. Así se criaba entonces.
Así se enfrenta cada virtud a cada pecado capital:

* Humildad / soberbia. * Generosdad / avaricia. * Castidad / lujuria. * Paciencia / Ira. * Templanza / gula. * Caridad / envidia. * Diligencia / Pereza.

Amor a la Patria Honor/Trabajo/Dignidad/Amor a la familia/Respeto al prójimo/Estudio/Perseverancia/Ejemplo.

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