Resulta difícil de creer, y mucho mas de aceptar, pues el PLD no puede pretender, transcurrido mas de un año de haber sido expulsado del poder, que el país y sus instituciones sigan estando al servicio de sus intereses o, muy particularmente, de las extemporáneas aspiraciones políticas de sus dirigentes.
¿Qué otra cosa decir de la pretensión de la dirigencia del partido morado de que la JCE emita una resolución que le dé carácter legal a la campaña interna de ese partido por la candidatura presidencial del 2024? ¿Que tienen la cachaza mas gruesa que Pedro Picapiedra?
Según lo que publicó ayer el periódico El Día, el secretario general del PLD, Charlie Mariotti, declaró que la delegación de la organización que el pasado martes se reunió con el pleno del órgano electoral encontró bastante receptividad a su propuesta entre sus miembros.
Alguien me dirá, tal vez con razón, que luego de gobernar 16 años seguidos “con todos los poderes” es hasta cierto punto comprensible que se comporten como si todavía fueran ley, batuta y constitución en este país; y cualquiera entiende que después de los peledeístas haber pasado tanto tiempo expuestos a los efluvios del Poder se precisa de un tiempo largo para la necesaria desintoxicación que los devuelva a la dura realidad.
Por eso no extraña que consideren una solución viable a los problemas por los que atraviesa la organización que la JCE “les dé un chance” para que puedan hacer campaña interna fuera de plazo, o que se modifique la Ley de Partidos y de Régimen Electoral para complacerlos en esta particular coyuntura. Pero se espera que los miembros del órgano electoral estén conscientes de que eso ya cambió, como lo está el país que votó masivamente para que eso cambiara, por lo que no tienen ninguna obligación de sacarle su comida aparte al PLD.